Mucho antes de nacer nuestros hijos, los padres debiéramos saber qué clase de ser humano deseamos criar, que clase de persona queremos formar, que clase de hijo queremos educar. Ahora bien, este tema puede ser controversial, sobre todo para aquellos que defienden la crianza libre, la crianza sin directrices, aquella donde se deja a los niños ser moldeados por la sociedad, los medios o los grupos pares, porque finalmente, si los padres no influyen en sus hijos, otros si lo harán, aunque lo padres no lo tengan presente, o inclusive no quieran admitirlo.
El establecer objetivos educativos para los hijos, busca defender la identidad de los hijos, es decir, al contrario de lo que algunos creen, fijar los alcances de la crianza afirma la personalidad de los niños, ayuda a definir su temperamento, ratifica su unicidad, singularidad, e irrepetibilidad, por ejemplo, cuando los padres deciden que quieren que su hijo o hija, cuando sea mayor sea honesto y sincero, éste estado – rasgo y virtud educada, cuando es aprendida por los hijos, construye el carácter en ellos, lo que hace más firme su temperamento y más transparente su personalidad.
Por otra parte, todos los padres que conozco desean que sus hijos los superen, que realmente sean felices, que sean personas responsables y muchos de ellos sueñan que sus hijos afecten positiva y significativamente a la sociedad y no lo contrario. Sin embargo, ese deseo supone intencionalidad de parte de los padres y esfuerzo para lograrlo, detrás de figuras sobresalientes en la sociedad, encontramos padres tras escena, que influyeron positivamente en dichas figuras, no solo proveyeron un hogar para sus hijos, les educaron para desarrollar talentos, dones, habilidades, y estimularon adecuadamente su autoestima, identidad y pertenencia a la sociedad.
De esto se trata, de educar para la vida, educar para alcanzar plenitud, cumplir propósitos, darle sentido a la existencia, disfrutar de sí mismos y de otros, en otras palabras, ser más humanos cada vez más. Entonces, ¿aceptas el desafío? Para establecer objetivos educativos en la crianza de los hijos es importante, que tengas definido qué tipo de persona deseas que tu hijo sea cuando crezca y sea mayor, por ejemplo, un hombre honesto, una mujer fuerte, una persona perseverante, un ser humano resiliente, un hijo lleno de valores éticos, una hija disciplinada y estudiosa, etc. Por supuesto que querrás que tu hijo tenga prosperidad, calidad de vida, que pueda viajar, disfrutar su trabajo, tener crecimiento profesional u ocupacional, y quizás que tenga familia y te de nietos, etc. Sin embargo, recuerda que, los objetivos educativos se debieran fijar en torno a lo que se desea que sea la persona, a lo que finalmente tenga internalizado e incorporado, a lo que en suma, termine expresando ante los demás, es decir, al valor invaluable de ser humano.
Por tanto, los padres debiéramos fijarnos más en equipar a nuestros hijos con valores éticos, con virtudes morales, incrementando mucha seguridad en ellos, afianzando su identidad y su carácter, dotándolos de diferentes habilidades y capacidades como la resolución de conflictos, las estrategias de comunicación, la resiliencia, el pensamiento crítico, la creatividad, el liderazgo, las habilidades sociales, el discernimiento en consumo audiovisual, y por supuesto, estimular sus intereses particulares, es decir, su vocación y propósito de vida.
Luego de tener claridad de lo que se quiere educar, se define el plan para lograrlo, debes ser intencional y por demás muy fuerte, mucho más si estás solo o sola en la crianza, y es que, realmente, se requiere gran disciplina por parte de los padres, organizar los tiempos, manejar los horarios, generar las rutinas, establecer los hábitos operativos diarios, y en medio de todo esto, ser el mayor y mejor modelo a seguir para los hijos, y así emular todas las conductas y comportamientos que deseas que ellos tengan, será necesario que tengas y demuestres mucha sabiduría para manejar asertivamente las conductas disruptivas de tus hijos, desde las típicas pataletas de los 2 y 3 años, hasta las conductas desafiantes y agresivas de la adolescencia. Sin embargo, en todo este proceso, la perseverancia, la firmeza, y la constante autoevaluación, serán factores protectores día a día, año tras año y etapa tras etapa.
Cómo papá o como mamá, tu eres responsable de las futuras generaciones, en lugar de criticar las generaciones actuales, puede resultar más provechoso, empoderarte en la crianza de tus hijos, para formar seres humanos mejores que sus antecesores, personas que realmente aporten a la sociedad, personas que entiendan el amor como la fuerza que lo puede y sustenta todo. Los padres con carácter se sienten responsables de sus hijos, se apersonan de su rol y lo ejercen con orgullo y perspicacia, recuerda que ser padres es un cargo vitalicio, sin embargo, no lo es la oportunidad que tienes para ejercer e influir grandemente en tus hijos, aprovecha sus tiernos años, aprovecha el tiempo que aún comparte contigo, aprovecha que aún viven contigo para sacar de ellos su mejor versión, por esto, empieza hoy clarificando tus propios objetivos de crianza.