EL EGOCENTRISMO DE LOS NIÑOS

by | Nov 15, 2022 | Uncategorized | 0 comments

Muchos recordamos a Stingy aquel personaje de la serie televisa Lazzy Town cuyo libreto en los programas se limitaba a decir que todo era de él. Este es uno de los muchos rasgos del egocentrismo infantil, donde Stingy se consideraba así mismo, el centro de atención en cualquier actividad del pueblo, por lo que para él todo le pertenecía y todo lo quería dominar al soñar ser el rey del mundo.

El egocentrismo en la primera infancia, corresponde a una etapa donde los niños no pueden determinar claramente sus propios límites, tanto a nivel físico, como intelectual y afectivo, en realidad, no son conscientes de los puntos de vista de los demás, por lo que defienden y buscan a toda costa, satisfacer sus “caprichos” o apetencias, ellos creen que todos a su alrededor, perciben el mundo de la misma manera como lo perciben ellos, de hecho, solo piensan en si mismos y no importa lo que piensen o sientan los demás, por lo que muchos niños por ejemplo, se rehúsan a compartir sus juguetes con otros, y esto no significa que sean egoístas, significa que son egocéntricos.

Desde los primeros meses de vida, los seres humanos viven para sí mismos, su forma de comunicar necesidades y deseos es a través del llanto, se dan cuenta que sus exigencias son atendidas, esto afirma su egocentrismo, aunque poco a poco van tomando consciencia de las personas que los rodean, es decir, de sus padres y cuidadores inicialmente. Los niños piensan que todo lo que dicen, hacen o sienten está bien y es correcto, se interesan rápidamente en lo que perceptualmente les llama la atención, se espera eso sí, que progresivamente vayan desarrollando empatía hacia los demás, que paulatinamente comprenden limites, normas, e instrucciones de sus padres y cuidadores, y, todo esto, para ayudarles al desarrollo de su sentido crítico, que es la base para lograr considerar que los demás piensan y sienten de forma diferente a ellos. Este es un proceso cognitivo y social, el niño se va adaptando a su entorno y a la vez, estableciendo relaciones satisfactorias con quienes les rodean.

Dentro de las pautas de crianza para ayudar a los niños a superar el egocentrismo, los padres deben enseñar a sus hijos a amarse y amar a los que los rodean, esto lo hacen ejerciendo autoridad prestigio frente a ellos, comunicación asertiva, disciplina positiva, limites justos, virtudes y valores éticos. Recordemos que el egocentrismo no resuelto en la primera infancia, conlleva a un ego exagerado, a una autoestima alterada, a unos trastornos de personalidad. Así que, educar a nuestros hijos para que comprendan a los demás, les protege contra el egoísmo y la mezquindad, hay muchas personas jóvenes, adultas y mayores que hacen de su personalidad el centro de atención, personas que creen que las opiniones y los intereses propios son más importantes que los pensamientos de los demás, tristemente algunos terminan desconectados y aislados de los demás, desinteresados por otros, son personas que fallan en sus compromisos y por esto, es muy importante identificar y ayudar a canalizar adecuadamente el egocentrismo natural de los niños.

En los primeros años de vida, los niños tienen pensamiento preoperacional, su inteligencia se enriquece a través de lo  sensorio-motor, esto es un obstáculo para descentrarse de sus propios puntos de vista, porque ellos atribuyen a sus juguetes y a los objetos de su entorno animismo además de sus propios pensamientos, de cierta forma,  por ejemplo creen que los muñecos con baterías tienen vida porque se mueven, viven su mundo de artificialmente, por ejemplo, con solo sentir sed, creen que el agua para beber aparecerá inmediatamente, no siempre distinguen lo real de lo aparente, y no reconocen necesidades de otros, por eso algunos pequeños no saben esperar, tienen baja tolerancia a la frustración y a la incomodidad, no les gusta esperar turnos, y esperan que sus padres les presten atención en todo momento, incluso, no les gusta que sus figuras afectivas hablen por teléfono, porque de hecho entre más atención reciben, mucho más la reclaman. Y por todo esto, es que se comienzan a presentar las rabietas, berrinches y pataletas, porque realmente no tienen los recursos para afrontar sus experiencias negativas y de frustración, de ahí, la importancia de manejar asertivamente este tipo de conductas, de la misma manera, tienen dificultades de adaptación al preescolar o el colegio, esto debido a las estructuras rígidas establecidas y las nuevas figuras de autoridad.

Otra manera de reconocer el egocentrismo en los niños, es a través de su lenguaje y sus emociones, los niños no se preocupan de saber a quién hablan, se hacen notar porque no toman en cuenta el punto de vista de su interlocutor o de quien los está escuchando. El lenguaje de los niños en etapa egocéntrica, es un lenguaje defensivo, de hecho, culpan a otros por lo que hacen, y esperan que otros les solucionen, no es un lenguaje que exprese remordimiento o arrepentimiento cuando han hecho algo indebido o no esperado. También hablan para sí mismos, y lo hacen para poner su mente en orden, repiten palabras o frases que han escuchado sin cuestionar su sentido o su valor, imitan sin censura, piensa en voz alta. Ellos hablan de sí mismos sin comprender o preocuparse de ser comprendidos por los demás, ahora bien, este tipo de lenguaje es necesario, según algunos investigadores, porque es el paso específico al desarrollo del lenguaje interno, es decir, es la base para los pensamientos automáticos que todo ser humano tiene posteriormente.

Y en cuanto a las emociones, algunos las catalogan como emociones narcisistas, es decir, los niños solo piensan en si mismos, en lo que les agrada o les llame la atención, y de ésta manera expresan sus emociones, por lo que la educación inicial es básica para enseñarles a compartir, respetar, ser tolerantes, valorar la diversidad de ideas y sentimientos de los demás.

¿Cómo pueden ayudar a los niños, los padres y cuidadores para que atraviesen y canalicen adecuadamente esta etapa egocéntrica?

Es importante conocerlos, identificar su temperamento, sus rasgos de personalidad y su carácter. Los padres requieren tener incorporada la virtud de la paciencia en esta etapa, igualmente, ser muy observadores de las conductas de los niños para comprender las necesidades que los pequeños están proyectando en su momento.

Ahora bien, se necesita implementar límites justos y normas que les ayuden a respetar los espacios, los tiempos, y las personas. Para ello, el ejercicio de la autoridad prestigio, basada en la firmeza y constancia por parte de los padres es necesaria, la unidad parental es indispensable, el manejo asertivo de las pataletas para lograr que los niños se autoregulen es decir que ellos mismos desarrollen locus de control interno, es pieza fundamental para la madurez en su desarrollo, lograr que los niños sigan instrucciones en casa y sigan instrucciones en juegos y situaciones sociales, les provee de madurez y habilidades sociales, prerrequisitos para una pubertad y adolescencia feliz.  Igualmente, la comunicación prudente y asertiva es básica, de hecho, hoy en día, muchos padres se equivocan en la manera como se dirigen a sus hijos, ya que lo hacen como si los niños fueran adolescentes o adultos. Por otra parte, los niños requieren de ambientes saludables, llevar una vida activa, donde estén estimulados al aire libre, en espacios naturales, con juegos sociales tanto espontáneos como dirigidos, juegos de roles, en casa hábitos y rutinas ordenadas y funcionales, en la medida en que los niños adquieran experiencias significativas con sus pares y sepan relacionarse respetuosamente con los demás, incluidas sus figuras de autoridad, crecerán con armonía y estabilidad.

Finalmente, no debemos olvidar que todo lo que los adultos hablemos, mostremos y hagamos frente a los niños, será imitado, por lo que educar integralmente con valores morales, virtudes éticas y principios adecuados de vida, será lo que formará en los niños madurez de carácter y desarrollo óptimo de su personalidad, no desaprovechemos todos los instantes que pasamos con ellos, son momentos valiosos y significativos para que ellos entiendan que no son el centro del universo, pero que si son parte él, que no son los que mandan en casa, sino que son parte de una familia estructurada en el orden y el respeto. Cuando los niños lleguen a comprenden esto, es decir, que no son el centro de… sino parte de…, entonces su ego, se adaptará a cualquier situación que le demande la vida en el futuro y esto lógicamente, les hará personas felices y realizadas.