Seguramente te ha pasado que te enojas ante ciertas situaciones que te resultan injustas o negativas, por ejemplo: cuando vas conduciendo y alguien se te atraviesa imprudentemente, o cuando después de hacer una larga fila y llegas a la ventanilla, te dicen que se acabaron los tiquetes, o cuando te has enterado que tu supuesto mejor amigo te ha difamado y hablado de ti a tus espaldas, o cuando han promovido a un compañero de trabajo con menor capacidad o antigüedad que la tuya, o cuando has presenciado como alguien golpea sin piedad a un animal, o cuando haz fallado en un proyecto por culpa de otros que no quisieron hacer su trabajo.. en fin, son situaciones comunes, en donde la mayoría nos hemos sentido seriamente amenazados, ofendidos, despreciados, rechazados o burlados y en esos momentos, es donde nos hemos airado verdaderamente.
Todos los seres humanos nos hemos enfadado muchas veces y por diferentes causas, es un rasgo que también se puede modelar en la crianza y en la cultura, hemos sido hostiles frente a otros, esto hace parte de nuestra humanidad, es que la ira es una emoción normal, es una reacción natural cuando sentimos que alguien o algo nos ha hecho mal, se manifiesta internamente primero y luego de forma externa. Por esto decimos que la ira es una emoción que se caracteriza por el antagonismo hacia alguien o algo en particular, donde la persona siente que le han hecho daño a propósito o de forma deliberada, sin embargo, cuando se manifiesta de forma descontrolada, genera problemas y mayores conflictos, porque la persona se puede volver violenta y peligrosa y de hecho, puede arruinarle relaciones, disminuir su bienestar y alterarle su salud, en efecto, a una persona airada, se le eleva la presión arterial, le disminuye la claridad y lucidez mental, su respuesta a la luz aumenta, secreta sustancias químicas y siente mucho malestar a nivel mental y emocional. Estudios revelan que la ira es más dañina para la salud física y emocional de los adultos mayores que la misma tristeza, de hecho, con el pasar del tiempo, genera inflamación, problemas digestivos, enfermedades cardiacas, derrames cerebrales, enfermedades crónicas a nivel corporal, serios cambios hormonales y hasta depresión.
Ahora bien, la ciencia ha estudiado la ira en muchos aspectos, dos clasificaciones muy conocidas son el estado y la otra el rasgo. Como estado la ira, se refiere a la cantidad de emoción y expresión que la persona proyecta en el momento, y como rasgo, se refiere a la manera o la tendencia como las personas expresan sus emociones, respondiendo a diferentes situaciones o estímulos. Sin embargo, no todo estado de ira desencadena agresión, golpes, o violencia, porque depende de los niveles de autocontrol, razonamiento, temperamento, inteligencia y hábitos.
En algunos casos también se habla de una ira adaptativa y otra desadaptativa, la primera se refiere a los casos donde no es de extrema intensidad y/o duración y la persona denota tolerancia y asertividad para canalizarla, de cierta manera este tipo de ira, inspira también a luchar y defendernos cuando somos atacados. En el caso de la ira desadaptativa, se trata de una ira descontrolada donde la persona se siente literalmente furiosa, por eso es disfuncional, porque produce daños y perjuicios, no solo para la salud integral de la persona, sino para los que le rodean y todo su ambiente, desafortunadamente, aunque este tipo de ira la observan los demás, la misma persona no siempre está consciente de ella. Estos son casos extremos donde amigos, familiares y compañeros de trabajo ya lo han detectado, o donde la persona se siente enojada la mayor parte del tiempo, o guarda rencor, deseos de venganza y de agresión. Estos son los casos, donde la terapia se hace muy necesaria.
Por otro lado, algunos afirman que la ira puede llegar a ser positiva, en el caso de las personas que, al sentirla de alguna manera, les motiva a perseguir metas en la vida, ya que se constituye como el combustible para superar los desafíos de la vida y las pérdidas emergentes relacionadas con la edad y es lo que los mantiene de alguna manera saludables, sin embargo, esto no aplica para las personas en su vejez o senectud debido a los limitantes propios de la edad. Otros también, la consideran algo bueno, ya que brinda en sí misma una forma de expresar los sentimientos y una motivación a encontrar la solución a los problemas, por ejemplo, algunas personas la pueden tomar como una señal para tomar una decisión de hablar o de hacer algo productivo ante algo que consideran en verdad injusto, negativo y perjudicial.
Sin embargo, es necesario que, así como nos esforzamos por controlar estados de ansiedad por ejemplo, también realicemos un trabajo personal para controlar la ira, resulta válido desarrollar regulación emocional y controlar los momentos susceptibles para desarrollar ira, se trata de una emoción que puede y en la mayoría de casos debe ser canalizada adecuadamente, para ello, puedes implementar estrategias de afrontamiento, para ponerlas en práctica ante los cambios inevitables que acompañan cada etapa de tu vida. Frecuentemente, no olvides analizar tus momentos de ira, ¿son constantes?, ¿son demasiado intensos?, ¿en algún momento te han llegado a ser útil sentirlos? ¿En qué situaciones sientes más ira? ¿Con que personas o grupos eres más susceptible de tenerla? ¿Qué consecuencias has tenido que afrontar luego de sentirla y expresarla?, etc. Este análisis te permite sacar conclusiones, identificar eventos desencadenantes, clasificar el tipo de ira, realizar reestructuración cognitiva y fijar tus niveles de autocontrol.
Recuerda que la ira es una reacción compleja a las amenazas que percibes, es una reacción que afecta nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras conductas, la sentimos por igual hombres y mujeres, analiza como se ve tu ira en el contexto de tu vida, identifica los patrones, aprende a expresar tus sentimientos de enojo de forma asertiva, identifica tus necesidades para satisfacerlas pero sin lastimarte o lastimar a otros, igualmente, existen formas para suprimir la ira, por ejemplo, a través de tus pensamientos puedes redirigirla de forma constructiva sin que te sientas reprimido o reprimida. Para saber amarte, es imprescindible que te puedas calmar por dentro, tienes la capacidad de controlar tus respuestas intensas ante las amenazas y peligros, eres una persona con la habilidad de tomar mayor control de tus respuestas fisiológicas, y todo esto, para permitir que disminuyan los sentimientos de enojo y de furia, con el fin de canalizar adecuadamente esta controvertida emoción de ira que puedas estar experimentando. No lo olvides, porque lo vales lo puede hacer.