Últimamente, he escuchado a varias personas declarar tristemente su frustración, decepción y desesperanza, por la actitud ingrata de familiares, amigos o inclusive compañeros laborales o escolares. Y es que la ingratitud, es lo contrario al agradecimiento, -que es una virtud-, la ingratitud es un vicio, para muchos un insulto, es el extremo opuesto de una esperada reacción, que se supone es de las más importantes que un ser humano pueda llegar a tener. En el libro de Cervantes, don Quijote expone magistralmente al respecto: “la ingratitud es hija de la soberbia y uno de los mayores pecados que se sabe”.
Desde la antigüedad, la gratitud vs. la ingratitud, han sido temas de gran controversia y debate, los mismos filósofos consideraron la gratitud como una clase de amor, que se despierta cuando se tiene o se recibe un beneficio por parte de otro, una persona agradecida lo demuestra de distintas maneras, retribuyendo el bien recibido, socializándolo, e inclusive, comunicándolo verbalmente. Ahora bien, no se trata simplemente de decir gracias o decir que se está agradecido, eso simplemente demuestra una norma de cortesía o urbanidad, de lo que realmente se trata la gratitud, es de sentirse agradecido y demostrarlo sinceramente, no solamente con palabras, con gestos, con regalos al benefactor, o con ciertos comportamientos que demuestran comprensión, en general, es propicio tener intensos sentimientos y creencias de gratitud, por lo que la clave realmente, es tener esta virtud y reacción incorporada en el carácter, en el corazón y la mente, y demostrarla a través de distintos detalles y lenguajes de cariño o aprecio.
Por esto, para que una persona demuestre gratitud, es necesario estar motivado a agradecer, reconocer los actos de beneficencia recibidos, tener empatía con la persona que demostró generosidad, se requiere ser sincero, tener consciencia y discernir los buenos deseos del benefactor. También es importante reconocer que esta persona que dio ese algo o ese privilegio, realmente no tenía la obligación de hacerlo, y que su intención fue simplemente dadivosa, generosa y comprensiva, aun cuando solo buscara lograr simpatía.
Cuando una persona demuestra gratitud a su benefactor, recibe y otorga paz mental y salud emocional, un corazón agradecido se nota en los detalles, en las palabras, en los mensajes, y en las actitudes, no se puede estar agradecido y olvidarse, perderse o alejarse de quien se recibió. Por eso, es que la ingratitud se nota muy rápido, porque es falta de reciprocidad, algunos inclusive la tildan de traición. Se reconoce la ingratitud cuando la persona no tiene problemas en recibir beneficios sin importar su origen o la persona que los otorgó, y posteriormente no solo no demuestra algo de gratitud, aunque tenga todo para hacerlo, sino que además se rehúsa a serlo, inclusive, encontramos casos extremos, donde algunos terminan devolviendo mal por bien, aunque éste mal aparentemente parezca inofensivo o pasivo.
Por esto, es que la ingratitud es un vicio, quienes son ingratos, se les acusa de ser olvidadizos, de tener una pseudo-amnesia voluntaria, literalmente, proyectan defectos de carácter, baja inteligencia interpersonal, mezquindad, orgullo, apatía, pereza, conductas de manipulación, victimización, egocentrismo, narcisismo, y con el tiempo, se vuelven solitarios, terminan experimentando soledad, ya que la ingratitud es una directa forma de alejar a las personas, siendo esto particularmente lamentable en el caso de familiares y amigos, casos donde se experimenta las consecuencias nocivas de la ingratitud como fragmentación y desunión familiar.
Por desgracia, todos los seres humanos en algún momento hemos demostrado ingratitud, por lo menos a los ojos de alguien más, sin embargo, la mayoría de las personas deseamos idealmente demostrar gratitud en vez de ingratitud, para serlo sería importante reflexionar con respecto a lo que puede llegar a pensar una persona ingrata, y es que, entre sus pensamientos pueden estar los siguientes, por ejemplo: “Tengo derecho a todo, por lo que no tengo que estar agradecido”, “yo soy demasiado importante, es un deber que me den”, “si me quieren de su parte, tienen que pagar por ello”, “Tienen como darme y eso es lo mínimo que deben hacer por mí”, “me pueden dar todo lo que quieran, pero a mí no me van a comprar con cosas”, “Es que eso es lo mínimo que deben hacer por mí, para eso tienen más que yo”, “me siento humillado por tener que recibir esto”, “nunca me imaginé mendigarle a esta persona”, “me siento avergonzado por tener que recibir esto”, etc.
En fin, todas estas frases son merecedoras de un exhaustivo análisis y conversión, pues en vez de ellas, las frases que si incitan al agradecimiento, son muy contrarias a estas mencionadas, las frases internalizadas de gratitud estimulan la vida, las conductas pro-sociales y la tolerancia empática.
Así que te invito a incorporar o fortalecer dentro de tu estilo de vida, la gratitud. Definitivamente es una actitud muy protectora, de hecho, los estudios indican que es un barómetro moral, es un comportamiento pro-social, estimula la moral y la ética y evita conductas delictivas, es la memoria moral de la sociedad, por eso el no practicarla es una desgracia, tal como lo dice Goethe “la ingratitud es siempre una especie de debilidad”, por ello, cultivar la gratitud desde la infancia, promoverla en los jóvenes y practicarla toda la vida, debería ser una importante meta en el crecimiento personal de todo ser humano.
Ahora bien, si eres una persona generosamente dadivosa, que has realizado infinidad de actos benefactores a otros, siéntate como una persona extraordinaria, ten en cuenta que tus sacrificios y tu servicio a otros, han afectado positivamente a los demás, y recuerda que, aunque tus actos no hayan sido agradecidos o no hayan tenido la respuesta que esperabas, tu mayor satisfacción es el bien realizado y no las gracias recibidas, no te canses de ser compasivo y de servir a otros sin medida. Por otra parte, al saber cómo se siente la ingratitud provocada por otros, puedes optar por enseñar a ser agradecidos a otros con distintos ejemplos de vida, da ejemplo de gratitud ante los demás, te invito a que no solo seas un benefactor, cultiva la gratitud en todos los terrenos posibles.
De otro lado, ¿Qué hacer para tener mayor gratitud y demostrarla?, inicialmente es imprescindible reconocer e identificar aquellos pensamientos y sentimientos contrarios a la gratitud, y si es necesario recolectar retroalimentaciones de quienes te conocen, luego será propicio analizar que sostiene dicho marco mental y moral, para luego realizar una intensa reestructuración cognitiva y emocional, y después, incorporar en la conciencia el valor moral del agradecimiento como base de vida, posteriormente, se debe comenzar a expresar paulatinamente, actos de gratitud desde los más pequeños hasta los más grandes y significativos.
Te recuerdo que ser una persona agradecida, evita la desilusión propia y ajena, promueve el desarrollo personal y social, genera solidaridad, unión y fortaleza, alimenta el sentido de vivir, mejora las relaciones y te hace ser más humano. Para saber amarte, necesitas recordar que tu propia vida es un regalo, y que las personas a tu lado, especialmente aquellas que te han otorgado algo, son un verdadero premio, son un favor inmerecido que te han dado y te han servido sin obligación, aunque sean tu familia, así que, valóralas, y asegúrate de demostrarles honra con tu actitud agradecida hoy y siempre.