Los padres y adultos somos responsables directos de formar la autoestima de los niños y jóvenes, desafortunadamente, la manera como muchas veces se educa, se cría y se forma dicha autoestima, no siempre es la más correcta, lo observamos cuando vemos adolescentes, jóvenes y mayores con baja autoestima, que se sienten inútiles, equivocados como personas, otros cuantos, varían entre estados favorables vs. desfavorables, a veces se sienten aptos y productivos, y otras veces lo contrario, y es en estos casos, donde percibimos que las personas tienen alteraciones en su autoestima.
Entonces la pregunta que surge es ¿Qué paso en su crianza para que hoy día piensen tan mal o tan variable de sí mismos?, avanzando un poco más, podríamos cuestionar, ¿Qué tuvieron que experimentar para que no se gusten, no se quieran, no se valoren, no se acepten, no crean ni confíen en sí mismos?, inclusive, ¿Cuál fue la manera como recibieron afectividad de sus padres y cuidadores durante su desarrollo? Las respuestas a éstas preguntas, pueden dilucidar la clave para repensar una manera asertiva de criar a los niños y niñas, logrando que confíen en sí mismos, que se sientan aptos para la vida, y que se perciban capaces y valiosos, porque la adecuada autoestima, permite a las personas estar y sentirse preparadas, para afrontar la vida con todas sus adversidades.
Es por esto, que debemos tener en cuenta que la autoestima se estructura a través de la inteligencia, de la voluntad y de la afectividad, y particularmente ésta última, -la afectividad-, es básica, porque modela las conductas y determina la autoestima. Algunos estudios indican que cuando los adultos proyectan una afectividad negativa ante los pequeños, es decir, cuando generan emociones dolorosas, éstas pueden llegar a predisponer en la persona conductas ansiosas, neuróticas, trastornos emocionales, e inclusive conductas socialmente no aceptadas y extremas como la delincuencia.
De la misma forma, cuando los niños son criados en ambientes hostiles, con carencias afectivas, cuando no se les dice que son amados, aceptados, valorados, cuando reciben malos tratos, gritos, insultos, sobrenombres, amenazas, cuando juegan con sus sentimientos y se les dicen que “ya no se les quiere por haber hecho esto o aquello”, cuando sufren bromas y burlas de parte de padres, adultos, profesores y compañeros de estudio, hablamos de una afectividad negativa, disruptiva, y disfuncional, que directamente afectará su autoestima por el resto de su vida.
Desafortunadamente, en muchos casos los padres y adultos, no están conscientes de que, al expresar una afectividad positiva están educando una sana autoestima que protegerá a sus hijos, de muchos riesgos y peligros a lo largo de la vida, y es que, su importancia es tal, que, cuando los niños son criados con carencias afectivas, literalmente su autoestima se ve afectada y sienten angustia, se auto condenan, se auto rechazan y rechazan a otros, se sienten culpables, y con el tiempo, expresan depresión, viven con miedos, se intimidan ante el éxito, se altera su desempeño escolar, se aumenta el fracaso o la deserción escolar, aumenta la probabilidad del consumo de SPA, se incrementa la probabilidad de trastornos alimenticios, trastornos de imagen, emocionales y de personalidad, terminan siendo personas más propensas al bullying, al maltrato conyugal, a la ideación suicida, a la desorientación profesional, e inclusive al suicidio. Por todo esto, es muy importante fortalecer en los niños, una adecuada autoestima, ya que se trata de que piensen lo mejor de ellos y no lo peor, finalmente, lo que piensen y sientan sobre ellos mismos, siempre es más importante, que lo que piensen y sientan los demás sobre ellos.
Así que una pregunta clave en estos momentos es ¿Cómo estás haciendo sentir a tus hijos día a día?, en mis orientaciones a padres siempre les recuerdo, lo que considero la “y” de la crianza, esos dos momentos que los padres viven a diario: La autoridad y la afectividad. La primera que da seguridad a los niños porque pueden vivir los límites y el respeto, y la segunda, que también da seguridad a los niños, porque les educa su carácter, su identidad y su valía personal.
Entonces ¿Cómo utilizar la afectividad para promover una autoestima adecuada?, recuerda que la afectividad, es el tono de agrado o desagrado que acompaña a todos los procesos psíquicos conscientes, estos procesos se refieren a los sentimientos, algunos dicen que la vida sentimental es la vida afectiva, porque los sentimientos se forman, de la manera como los niños perciben su ambiente, de cómo interpretan el amor de sus padres, de cómo procesan los cariños, los gestos, las palabras y el tono de esas palabras, todo ello, va a aportando a la percepción de los niños, quienes interpretan las emociones de sus padres, por lo cual, resulta muy importante, que los padres en el día a día, expresen emociones correctas ante sus hijos, que y demuestren adecuado manejo de emociones tanto negativas como positivas.
Entonces, un primer paso para educar una sana afectividad en los niños, es la regulación emocional de los padres y adultos, por ejemplo, expresarles alegría, asombro, sorpresa, y canalizar adecuadamente la tristeza, el enojo, y la frustración, de igual forma, expresarles palabras de aprobación, de validación, de aceptación y de admiración, en los espacios adecuados, y nunca compararlos verbalmente con otros, conforman la base de una adecuada autoestima. En el camino, será importante en todo momento, evitar rótulos, apodos denigrantes, sarcasmos, comentarios irónicos, comparaciones, y palabras de odio y rencor. Igualmente, expresarles confianza en sus capacidades y potencialidades, les dará confianza para percibirse eficaces a lo largo de su vida.
No hay que olvidar que las palabras y las emociones utilizadas, deben ser acordes al desarrollo psico-evolutivo de los niños y jóvenes. Recuerda que todas las palabras de afecto deben ser auténticas, no se juega con el “ya no te quiero”, tampoco, con el “estoy muy brav@”, los niños toman muy en cuenta, las palabras y los estados emocionales de sus padres, por lo que la estabilidad emocional expresada, será clave para que los niños modelen y repliquen tal cual.
¿Cómo saber que estás brindando a tus hijos afectividad positiva en pro de su autoestima sana?, al respecto, los mismos niños serán los que te respondan con sus palabras y con sus acciones, cuando los padres expresan afectividad positiva, sus hijos son cuidadosos con su lenguaje afectivo, no dicen a sus compañeros de estudio frases como “ya no te quiero”, “ya no eres mi amigo” “vete porque no te quiero”, la mayoría de las veces, éstas frases son modos adultos aprendidos. En general, los niños que reciben afectividad positiva, son más confiados para interactuar con otros pares, en su casa han recibido palabras de aprobación y ha sido educado con límites y seguimiento instruccional. Esto les ha favorecido el fortalecimiento de sus hábitos y rutinas, lo que, a la vez les ha permitido sentirse más competentes en su vida social.
A éste respecto, necesitas comprender que el objetivo de tu crianza, debe buscar la autonomía e independencia de los niños, cuánto más se sientan capaces de hacer algo, cuanto más los dejes hacer lo que deben hacer según su edad, cuanto más les modeles la toma correcta de decisiones, cuánto más les permitas explorar en su tiempo libre, cuanto más les permitas hablar de sus sentimientos en los momentos lúdicos, mucho más seguridad tendrán, y progresivamente, su autoestima será fortalecida con una auto imagen saludable, auto concepto acertado, auto eficacia sobresaliente y una valía personal óptima.
Así que, nunca olvides que formas una buena autoestima en tus hijos en sus diferentes dimensiones, cuidando ciertos aspectos en la crianza que les das día a día, recuerda: para que tengan una autoimagen saludable debes tener prudencia con tus palabras frente a ellos, con el lenguaje que utilizas en todos los contextos, importante alabarlos, afirmarlos y recordarles siempre lo especiales, talentosos, y singulares que son; para que tengan un buen auto concepto a través de tus palabras y acciones necesitas recordarles que son únicos e irrepetibles; para que tengan una autoeficacia optima, necesitas permitirles desarrollar su dones, talentos, capacidades y habilidades de forma progresiva; para que se amen, se quieran, se valoren, se acepten, necesitan ver que sus padres lo hacen y lo promueven en ellos.
Finalmente, se trata de formar seres humanos, que no anden en guerra consigo mismos, que tengan paz en su corazón y en su espíritu, que puedan responder correctamente a las oportunidades que se les presenten en sus distintos roles, que elijan lo mejor entre lo mejor, es decir, que tengan buen juicio y capacidad de decisión. Los padres con carácter, soñamos con tener hijos que se amen, que se quieran, que se acepten, que se respeten, que cumplan creativamente sus sueños y propósitos de vida, y que estén dispuestos a disfrutar realmente su existencia en todas sus dimensiones. Con personas así, nuestra sociedad cambiará, podremos disfrutar de la dicha de practicar valores morales y éticos, además de disfrutar relaciones más enriquecedoras y no destructivas. Por esto te invito a que expresas afectividad positiva en tus hijos sin importar su edad, si deseas orientación al respecto, no dudes en contactarme.