¡Es que no son abuelos sino “alcabuelos”!… es la expresión de muchos padres en consulta, refiriéndose a la manera sobreprotectora, permisiva e indulgente de sus padres en su rol de abuelos de sus hijos. Para algunas familias la situación se torna tan tensa, que los padres se sienten impedidos en su rol en presencia de los abuelos, y a su vez, algunos abuelos expresan ansiedad y hasta sufrimiento al escuchar llorar a sus nietos, y así, el malestar es tanto para los padres cómo para los abuelos.
Evidentemente una de las grandes quejas de los padres con respecto al rol de los abuelos, es el hecho de que esta generación de abuelos pareciera ser enemiga de los límites y la disciplina que los padres pretenden impartir a sus hijos, especialmente en la primera y segunda infancia, lo que los padres deben saber, es que, en la medida que ejerzan pautas de crianza funcionales y asertivas diariamente con sus hijos, las escenas de pataletas, berrinches y conductas disfuncionales de los pequeños en presencia de sus abuelos, serán pocas o inclusive nulas, generando tranquilidad en la dinámica familiar. Ahora bien, a muchos padres, se les olvida que los abuelos llevan varios años sin criar, y también omiten que tuvieron errores en la crianza, por lo que no se trata de repetir patrones disfuncionales de crianza, ni tampoco, llevar al extremo opuesto la crianza de sus propios hijos por experiencias traumáticas que se tuvieron en el pasado.
Debes reconocer que, para los hijos, sus abuelos son personas espectaculares, ya que en general, son cariñosos, alcahuetas de juegos, promotores de golosinas y casi siempre, agentes de omisión a las normas supuestamente rígidas e ilógicas que han impuesto los padres, y es que, los niños saben y se aprovechan de que sus abuelitos ceden a las normas, y esto ocurre porque el rol de los abuelos, se conecta con la ternura del niño actual, se amalgama con la inocencia y sencillez de los niños, y es por eso, que muchos son permisivos y sobreprotectores. Evidentemente esto es una situación que genera caos, y de hecho, algunos estudios indican que los abuelos manifiestan ideas obsoletas sobre el cuidado infantil, que van en contra de la formación de la resiliencia, el respeto social, la resolución de problemas y la auto-regulación de impulsos, igualmente muchos no expresan sensibilidad a las verdaderas necesidades de los niños como personitas sociales y resilientes que deben ser.
En este orden, es prudente que los padres tengan en cuenta que los abuelos están en modo “disfrute” de sus nietos, su interés no es criar, no es educar resiliencia, ni tampoco, generarles auto-regulación, es necesario recordar que el tiempo que la mayoría de los abuelos pasa con sus nietos es tiempo libre, tiempo de ocio, tiempo de juego, no necesariamente, es tiempo de hábitos y rutinas, salvo cuando comparten la co-parentalidad, o simplemente espacios concretos como las comidas.
Por tanto, si se trata de seguimiento instruccional en momentos familiares, conviene que los padres al interior de su crianza, eduquen la obediencia y el orden, como virtudes básicas de la primera infancia en los niños, porque, dicho sea de paso, muchos abuelos me han reportado, que observan a sus hijos criar a sus nietos de manera incoherente y extrema, es decir, pueden ser hiper-amorosos y consentidores en ciertos momentos, y en otros, ser punitivos, crueles y agresivos, esto lógicamente genera angustia en los abuelos, por lo que equilibrar los momentos de afectividad vs. los momentos de autoridad, es la clave para que los niños se auto-regulen en distintos momentos familiares.
Por otra parte, es una situación complicada, cuando son los abuelos, quienes terminan como cuidadores principales de los niños a tiempo completo, parcial, de ciertos días, o en algunas horas del día, debido al trabajo de padres o ausencia de ellos, y en extremo, este cuidado se recrudece cuando existen diagnósticos en los niños de desarrollo, comportamiento o inclusive mentales. Por esto, conviene recordar, que la vitalidad de los abuelos no es la misma, muchos tienen “achaques” y problemas de salud, la mayoría, tienen limitados conocimientos técnicos, o de nutrición, o de contenido mediático, o de información pedagógica, por ejemplo, todo esto, termina afectando la calidad de sus pautas de crianza, por lo que no se les debería exigir que hagan el trabajo ante los nietos, con la sabiduría que los padres si deben tener, además, hay que tener en cuenta, que la crianza para los abuelos puede llegar a ser un estresor tan grande, que le afecte y limite aún más su vulnerable estado de salud, ya que, la capacidad de soportar y manejar el estrés en los abuelos y personas mayores, es inversamente proporcional a su edad y directamente proporcional a su frágil estado de salud mental, emocional y física.
Por esto, es que resulta muy útil en casos de crianza compartida, el establecer las pautas, las rutinas y los hábitos de forma esquematizada, para que los abuelos las tengan en cuenta y muy presente, en los momentos que cuidan a los nietos, y de esta manera, se asegura un poco más, la coherencia en la crianza, y se omite la incomodidad de llamarles la atención ante pautas de crianza inadecuadas, ya que, dicho sea de paso, esto genera desprestigio de su imagen provocándoles sentimientos de indignación y deshonra, no solo en el rol de abuelos sino también, en el rol de padres de hijos de mayores o adultos.
En este sentido, resulta prudente, entre otras cosas, apoyar la capacitación de los abuelos para ejercer pautas de crianza actuales pero funcionales con los hijos, realizarles descripciones detalladas de los límites establecidos por padres, delimitarles el alcance de los hábitos y rutinas logradas y en proceso con los niños, y ante todo, formalizar una línea de comunicación respetuosa entre los abuelos con los padres de los niños, porque dicho sea de paso, una gran mayoría de ellos, realiza el trabajo de crianza de nietos, sin obtener ningún sueldo, o inclusive, distribuyendo parte de su pensión y ahorros, en gastos fijos, juguetes, alimentación y servicios de salud requeridos para sus nietos, esto último es particularmente visto en situaciones de crisis económicas, dinámicas de ausencia de padres por trabajo o muerte, y también cuando hay divorcios y separaciones conyugales.
Ahora bien, si tú eres una abuelita o un abuelito, lo que debes saber, es que, primeramente, debes cuidar de ti, de tu salud, propender estar vital para ese nieto o nieta, puedes ser un ejemplo de fortaleza emocional y conductual, nunca olvides que para tus nietos, todo el tiempo eres una modelo a seguir, eres un referente para ellos, estas siempre observado, resulta sabio seguir las indicaciones de autoridad prestigio y de disciplina parental, también, necesitas cuidar la manera como hablas frente a ellos, te conviene no modelarles temores, es decir, nunca hablar con miedo, con temor, terror, depresión, decepción, ansiedad, y desánimo frente a los nietos, igualmente, evita hablar mal o de manera negativa de papá o mamá con ellos, y no olvides, compartir experiencias significativas con ellos, en lugar de simplemente pasar tiempo muerto frente a una pantalla, es prudente que te preguntes ¿Cuál es tu legado para tus nietos?, ¿Qué quieres enseñarles y dejarles a tus nietos como enseñanza de vida?, ¿Cuáles son los dichos o frases que deseas que tus nietos recuerden?… las respuestas a estas preguntas, pueden ayudarte a consolidar y ampliar tu maravilloso y poderoso rol de abuelo o abuela.
Entonces, si en casa hay una abuelita y/o un abuelito, es necesario recordar que ellos son los guardianes de las nuevas generaciones, los padres con carácter los respetan, y tienen en cuenta que, muchas veces a los abuelos les toca hacer de padres sustitutos, no por elección sino por casualidad, nunca olvides honrarlos ante todo y aprovechar su sabiduría legendaria. Mi invitación es comenzar a incluirlos en las escuelas de padres de las instituciones educativas, crecer en familia con ellos, en casa es necesario la educación parental, hacerlos partícipes de charlas, conferencias, videos y demás material audiovisual sobre temas de buena crianza, sobre habilidades parentales, sobre estilos de disciplina, sobre las maneras de establecer límites, sobre habilidades de comunicación, sobre temas de desarrollo y crecimiento infantil, también sobre temas sociales que afectan a los niños, y al incluirlos en esta educación, hacerlo de manera objetiva, asegurando a los abuelitos, que no se trata de evaluarlos, juzgarlos, o recordarles sus pasados errores de crianza, sino todo lo contrario, actualizarlos debido a las necesidades de las nuevas generaciones y a los grandes desafíos que tenemos con nuestros niños y jóvenes, y de ésta manera, hacerlos sentir orgullosos, de que su legado nos ha inspirado para mejorar la sociedad y no lo contrario.