Quizás todos hemos conocido personas que a nuestro parecer son manipuladoras, dramáticas, ansiosas, y que eventualmente, evidencian ciertas crisis existenciales, arguyendo que se sienten vacías, depresivas, aburridas. Son personas fáciles para el llanto, la tristeza, y que en conflictos se vuelven irritables, ofensivos, agresivos. Personas que por demás terminan alejando a sus seres queridos y parejas, sumiéndose en un intenso dolor, con variadas manifestaciones psicosomáticas, percepciones irreales, y en casos extremos, intentos de suicidio.
De acuerdo al manual de desórdenes mentales (DSM5), se dice que cuando una persona evita desesperadamente el abandono real o imaginario, cuando tiene relaciones interpersonales inestables, cuando expresa impulsividad en muchas áreas, cuando tiene una autoestima alterada para sí mismo, cuando tiene inestabilidad emocional, cuadros de depresión, irritabilidad, ansiedad, y pensamientos, gestos y comportamientos suicidas, es una persona que puede tener lo que se llama Borderline o trastorno de personalidad limítrofe o fronterizo. Es muy importante acudir a una especialista para su diagnóstico, pues se requiere la evaluación de criterios clínicos para su clasificación según tipo, y no se debe confundir con otros trastornos como el bipolar, narcisista o histriónico.
Ahora, quizás te identificas o identificas a alguien cercano con algunos de estos criterios, y entonces ¿Qué es importante tener en cuenta? Bueno, todos los seres humanos deberíamos estar despiertos y conscientes frente a nuestros pensamientos, palabras y conductas que estamos proyectando en nuestro día a a día, la madurez se forja cuando cada uno realizamos procesos de desarrollo personal, superando situaciones negativas, traumas y experiencias dolorosas, estimulando correctamente nuestra sensopercepción, sanando nuestras relaciones interpersonales, cuidando nuestros pensamientos y, definiendo funcionalmente el significado del amor en nuestras vidas y del propósito existencial.
Así que, revisa como manejas tus relaciones interpersonales y afectivas, ten cuidado al relacionarte y entregar tu corazón apresuradamente sin conocer lo que cada persona tiene y carga consigo. Hay personas cuya dinámica relacional gira en torno a las amenazas, a comportamientos impulsivos y/o autodestructivos, a ideas o pensamientos distorsionados con respecto a la pareja o a los demás, en este caso, resulta necesario que dicha persona identifique sus temores, especialmente el temor al abandono y que trabaje para superar dicho temor, de lo contrario, su relación de pareja será inestable y por demás, hará sufrir a la persona que lo está amando.
Recuerda que, en las relaciones de pareja exitosas, no debería existir dependencia intensa ni mucho menos obligación, igualmente una de las características de éxito en pareja, es el respeto, la valoración del otro y el establecimiento de límites sanos entre sí, por lo tanto, la manipulación y la dominancia, deberán erradicadas para que las relaciones interpersonales y de pareja prosperen.
Por eso, en el abordaje de este trastorno, resulta clave el área emocional, ya que las personas de forma directa o indirecta exigen, manipulan, dominan, tratando de controlar las relaciones, también, expresan ansiedad, depresión e irritabilidad momentánea, y evitan la confrontación, afectando sus relaciones interpersonales y de pareja. A este respecto se hace necesario, que estas personas, realicen un trabajo para el aprendizaje de técnicas de auto regulación, habilidades sociales y empatía, con el fin de reconocer sus emociones y conductas disfuncionales, y reemplazarlas por conductas funcionales de prudencia, empatía, autocontrol y regulación emocional.
Cuando las personas expresan inestabilidad emocional, denotan sentimientos crónicos de aburrimiento y vacío, alteraciones en su identidad y autoestima, distorsiones en la imagen de sí mismos, en sus valores y principios, e inclusive en su orientación sexual, por esto algunos optan por canalizar su estrés a través de conductas inasertivas como el consumo excesivo de comida, la provocación a peleas o conflictos y hasta la promiscuidad sexual.
Algo igualmente peligroso para la persona y para quienes lo rodean, surge cuando se presentan los comportamientos autodestructivos, como el consumo de SPA, automutilaciones y trastornos alimenticios, conductas con el sentido de provocar respuestas de salvación por parte de otra persona importante.
Es necesario tener en cuenta que las personas que actúan de esta manera, viven casi un infierno dentro de sí, experimentan muchos síntomas somáticos, sienten ira, momentánea, aunque pueden tener consciencia del daño que están causando a otros, también están desesperados de vivir así, solo que no saben cómo salir de ahí, en su interior, las personas tienen temores crónicos y duraderos, temores de ser abandonados, temores con pánico extremo cuando se sienten solos, y por eso algunos optan por socializar de manera compulsiva.
Pueden existir muchas causas que originan este trastorno, entre ellas, los modelos de paternidad, el moldeamiento familiar de parientes con conductas similares, las pautas de crianza inadecuadas en afectividad, los apegos y vínculos conflictivos con figuras significativas de infancia, la inasertiva comunicación verbal y no verbal recibida, los deficientes cuidados en la primera infancia, el inadecuado manejo de las emociones durante su desarrollo y crecimiento, las dinámicas conflictivas en la familia, el pésimo manejo de los problemas, dificultades o conflictos familiares y entre los padres o cuidadores. En el tiempo presente, las causas pueden persistir, debido a un fracaso en la integración y manejo de las experiencias positivas y negativas que la persona ha tenido.
¿Qué puede hacer una persona que tiene esta condición? Primeramente, será importante que sea constante en su proceso terapéutico. Es vital un trabajo sistémico para identificar tres aspectos claves: primero, los desequilibrios de identidad en cuanto a los sentimientos de vacío, aburrimiento e intolerancia a estar solo. Segundo, los desequilibrios afectivos en cuanto al enojo, la inestabilidad emocional y los conflictos en las relaciones interpersonales, y tercero, Los desequilibrios impulsivos en cuanto a los actos que los dañan a ellos mismos.
El proceso terapéutico revisará la historia de vida especialmente durante la primera y segunda infancia. Identificará los Pensamientos automáticos, las Distorsiones cognitivas y las Suposiciones subyacentes irreales. Se requerirá que la persona aprenda mayores y/o mejores habilidades sociales, y que tenga un funcional manejo de la ansiedad, para que no se sienta abrumado ni sobrepasado, en cuanto a reacciones afectivas.
Muchas personas han logrado superar los criterios de este diagnóstico de personalidad, han logrado equilibrar nuevamente su identidad, su afectividad, sus emociones, su autocontrol y su propósito de vida. En este transcurso han realizado procesos de perdón, y más allá, en algunos casos procesos de reconciliación y restitución. Son personas que hoy día están a cuentas consigo mismos, con su pasado y con las personas de ese pasado. Son personas conscientes que han decidido crecer en inteligencia emocional y espiritual.
Así que, hoy te recuerdo algo demasiado importante, te recuerdo que tú vida no debe ser reducida a un mero diagnóstico, trastorno, o enfermedad, tu eres mucho más que todo eso, eres un ser humano dotado de grandes habilidades, capacidades, talentos y dones excepcionales, algunos de ellos relacionados con tu inteligencia emocional, relacional y espiritual, y que merecen ser desarrollados y potenciados, para que puedas vivir disfrutando tu vida. Saber amarte implica ser intencional para trabajar en los rasgos de tu personalidad, en tu temperamento y en tu carácter, saber amarte, requiere que manejes de forma inteligente tus recuerdos y emociones, todo ello, para que realmente puedas reaccionar asertivamente a tu entorno, vivir en el presente, y disfrutar verdaderamente el resto de tu vida.
Te animo a vencer cualquier tipo de trastorno, podrás tener mayor dominio conductual y emocional con relación por ejemplo a la ira, al enojo, a la ansiedad, a la impulsividad, al descontrol, al miedo, a la inestabilidad y a otras cuantas emociones y conductas, que quizás se fortalecieron en tus primeros años, y que, hasta el momento, te han impedido amarte y amar a otros de acuerdo a tu gran capacidad humana. ¡Tú lo puedes lograr!