Aunque la vida y la muerte, son hechos biológicos y naturales para todos los seres vivos, son percibidos de forma particular de acuerdo a cada cultura, a cada clan y a cada generación. El tema de la muerte, resulta familiar en nuestra sociedad, es algo que se escucha y se ve por distintos medios, eventualmente hemos estado propensos a ella de forma directa o indirecta, aún, tuvimos que observar y hablar de ella, de forma indeseada con lo ocurrido durante la pandemia y los sucesos posteriores. Al estar expuestos los niños ante dichos eventos, han surgido las preguntas con las que muchos padres han tenido que lidiar… ¿Cómo hablar a los niños acerca de la muerte?
Bueno, es importante reconocer que el significado de la muerte para las personas es distinto, obviamente para los niños también, al hablar de la muerte con ellos, se debe tener en cuenta que, pueden surgir preguntas que no sabremos responder fácilmente, sin embargo, no debería retrasarse la noticia, es vital siempre tratar de hablar con la verdad, pero teniendo en cuenta lo que el niño sabe de la muerte, y sobre todo, teniendo en cuenta su desarrollo psicoevolutivo, es decir, su capacidad de comprensión, su edad, su pensamiento, su nivel de lenguaje y desarrollo moral, y sus reacciones emocionales.
De la misma manera, es importante escoger las palabras que se utilicen para hacerlo, los niños deben comprender el significado de nuestras palabras, por ello debemos ser coherentes con los términos que usemos, que deben estar alineados con las creencias, con los valores educados y con lo que les hemos educado y modelado con anterioridad. Igualmente, se hace necesario no darles información en exceso, o con detalles irrelevantes, que pueden impresionarlos, generarles temor, confusión o mayor malestar.
Con respecto al dialogo, será necesario utilizar las palabras directas y dar el mensaje contundente de final de vida (por lo menos en esta dimensión), ya que los niños se toman las palabras de forma literal, por lo que un mensaje del tipo “se fue a dormir”, “o partió” les puede confundir y turbar mucho más.
La actitud cómo padres al informar sobre la muerte a los niños, es quizás el elemento más importante a la hora de comunicarles, si bien es una situación triste, desafortunada, lamentable y llena de contenido emocional, ante los niños es necesario expresar autocontrol y regulación emocional, ya que somos nosotros los adultos quienes les damos a ellos la seguridad y la estabilidad. No se trata de no llorar frente a ellos, se trata de ser auténticos, los niños conocen profundamente a sus padres y familiares, ellos leen el sufrimiento y el dolor, escanean miradas, interpretan tonos de voz, y son muy observadores con nuestros movimientos corporales de brazos y manos, por esto, de lo que se trata, es de comunicarles la noticia, pero intentando proyectarles esperanza en medio de semejante tribulación y dolor familiar.
Cuando el adulto expresa auto-regulación y control emocional, está en capacidad de contener o canalizar las emociones de los niños, de consolarlos, y de explicarles asertivamente sobre detalles que los niños puedan o quieran saber. Algunos niños quedan pasmados ante la noticia, en shock, en aturdimiento, el impacto emocional es tan fuerte que, inclusive, expresan alguna forma de alexitimia, es decir, no pueden expresar claramente las emociones que sienten en el momento, en cambio, hay otros niños que inmediatamente niegan el hecho y quieren o piden ver a la persona o al ser que acaba de morir.
Una gran cantidad de niños, expresan tristeza y lágrimas, sin embargo, pareciera que fueran muy controlados en sus emociones, los más pequeños no están conscientes de la eternidad, es decir, en el momento, no asimilan el que nunca volverán a ver con vida a esa persona o a ese ser, porque su pensamiento pre-operacional y concreto les obstaculiza ver más allá, en un tiempo a largo plazo. Ten en cuenta que, su reacción casi de tranquilidad, te puede confundir como padre o madre, lo que sucede es que, muchos pequeños entienden o creen que la muerte es reversible e inclusive temporal.
Para los niños más grandecitos, la noticia les puede resultar mucho más difícil, tienen mayor comprensión de las consecuencias y significado de la muerte, por lo que, evidentemente es una noticia dolorosa, que les genera tristeza, miedo, desconsuelo, vacío, enojo, e inclusive culpa, se requiere mayor acompañamiento y tiempo con ellos por varios motivos: por ejemplo, para minimizar el impacto y consecuentemente el estrés negativo, para protegerlos de la ansiedad por la separación, para que se sientan comprendidos en cuanto a los lazos afectivos y los vínculos que el niño tenía con la persona o ser que murió, y tiempo de calidad y cantidad para estar con ellos, y ayudarles a mantener su funcionalidad diaria, ya que muchos comienzan a tener dificultades de concentración y sentimientos de tristeza intermitentes o constantes.
Luego de darles la noticia de forma natural, concreta y veraz, los padres observarán varias etapas en los niños, inicialmente protestarán y desearan que vuelve la persona o a ese ser que falleció, luego vendrá un tiempo donde se darán cuenta que efectivamente no volverá, será un período donde expresarán apatía, posteriormente, los niños se irán desvinculando emocionalmente de esa persona o de ese ser que falleció. Recuerda, el ambiente que los padres provean a los niños durante este período de duelo, facilitará o lentificará su resolución.
Los niños poco a poco, van comprendiendo el significado de la muerte, paulatinamente, van expresando consciencia del duelo, por momentos mostrarán normalidad, en otros, expresarán enojo, tristeza, desapego, ira, desesperanza, e inclusive hiperactividad, por ello, ayudarlos a canalizar esas emociones a través de juegos y actividades lúdicas les ayudará mucho, también se requiere fortalecer los vínculos afectivos con ellos para que se sientan amados y valorados, igualmente, se requiere proveerles de un ambiente estable y amoroso para que recobren la seguridad, en fin, estos factores protectores son significativos, para asegurar que los niños puedan resolver su duelo saludablemente.
Así que, en cuanto a éste delicado y desagradable tema, te recuerdo que día a día, todos los padres tenemos la oportunidad de hablar con nuestros hijos sobre la muerte, es, en definitiva, un suceso universal, es irreversible, genera no funcionalidad, es consecuencia de algo, y puede llegar a tener continuación no corpórea, de acuerdo a la fe, a las creencias y a la religión. Estamos rodeados siempre de vida y de muerte, la naturaleza nos provee todo el tiempo de ejemplos, los medios de comunicación, los videojuegos, los libros y demás, nos exponen la muerte y la vida en distintos escenarios, así que, no debemos olvidar que tenemos recursos para enseñarles a nuestros hijos de forma natural sobre este controvertido tema, siempre recuerda que los padres con carácter, nos responsabilizamos de la educación integral y afectiva de nuestros hijos, y los preparamos para la vida, aún en medio de situaciones adversas y contrarias.
Si deseas orientación al respecto, no dudes en consultarme.