CUANDO MAMA O PAPA SE SIENTEN SOLOS EN LA CRIANZA…

by | Oct 27, 2020 | Uncategorized | 0 comments

El ejercicio de la maternidad es una labor agotadora,  -realmente agotadora-, los primeros años de crianza implican energías y vitalidad extra, de hecho para la madre esta vitalidad, se le exige desde el período de gestación de sus hijos, cuando debe alimentarse bien, ejercitarse, dormir y descansar correctamente. Se puede decir que al parto,  la madre llega algo cansada, sus últimos 20 días de embarazo han sido pesados físicamente, ha tenido dificultades para dormir y seguramente ha sentido algunos dolores localizados. Luego del nacimiento, viene un supuesto “descanso” contrapuesto con el inicio de las rutinas de alimentación y cambio de pañales, no importa si la madre lacta o no, el bebé debe ser alimentado con mucha regularidad en horarios diurnos y nocturnos. Los ritmos circadianos de madre y padre sufren un cambio descontrolado, que se estabiliza paulatinamente, en la misma medida en que los padres generan hábitos, es decir,  repetición de rutinas disciplinadas que exigen cumplimiento de horarios y mucha paciencia.

La mayoría de los niños, poco a poco van aprendiendo horarios, una extensa minoría se resisten, no tanto por sí mismos, sino por las dinámicas ejecutadas por sus padres. Lo curioso de este proceso es que los padres nos vamos acostumbrando, no solo al trasnocho, sino sobre todo la idea de que estar en casa no siempre implica descanso,  sino hacer labores como cargar, jugar, alimentar, lavar, etc. Las compensaciones a esta labor obviamente son muy claras, que ternura tan perfecta produce el bebé, que alegría se siente cuando sonríe, que felicidad es que nos reconozca cuando nos ve, que maravilla es escuchar su primer sonido gutural, que acontecimiento es cuando comienza a gatear, que espectáculo ofrece cuando da su primer paso, que momento tan memorable cuando dice “mamá”, “papá”, “tata”. Etc.

La crianza es una labor muy demandante y agotadora, es común atender padres consultantes cuyo hijo de 4 años literalmente los tiene totalmente cansados, y no siempre es un cansancio mental, incluye siempre un cansancio físico. La crianza de los primeros años es definitivamente una labor similar a la de un triatlón, cambian periódicamente las actividades, pero ante cada cambio se exige igual o el doble.

La educación de nuestros hijos es un proceso lento, pausado, continuo y por siempre (por lo menos mientras estemos vivos). Esto es lo que debemos saber como padres, y sobre todo estar conscientes a cada momento. Todas las etapas evolutivas de nuestros hijos demandan esfuerzo adicional, en las primeras etapas un poco más de esfuerzo físico que en las otras, pero en todas las  etapas se exige  lo mejor de los padres. Es por esto que, sin importar la edad de nuestros hijos, nuestro rol de padre o madre, nos exige abiertamente un proceso de madurez y evolución, proporcional al proceso que está vivenciando nuestros hijos.

Los padres no tenemos el derecho de desesperarnos, pero si el deber de pre-ocuparnos, es decir, prevenir, ir un paso adelante, planear, proyectar, soñar, y visualizar.  Nuestro rol de padres es un privilegio y es vitalicio. Como padres, es muy importante que nos apoyemos mutuamente, si desde el comienzo de la crianza, se tienen definidos algunos puntos clave, como es la disciplina, la autoridad, la comunicación, el trabajo en equipo, y la resolución de problemas o conflictos, muy seguramente, la labor de padres será un trabajo en equipo,  que en lugar de llevar a la desesperación y sensación de impotencia, nos conducirá por senderos  placenteros, por no decir que atravesaremos por un proceso de verdadera plenitud y realización.

También necesitamos administrar correctamente el tiempo, y sacarle todo el provecho al tiempo personal, pues es un tiempo para recargar baterías, para renovarnos, para restaurarnos, también es necesario trabajar en la fluidez de nuestro proyecto de vida personal, todos nuestros sueños deben estar alineados con el proyecto familiar. Las frustraciones, fracasos, planes truncados, y decepciones personales,  afectan el rol como padre o madre, en lo relacionado con la calidad de su ejercicio cotidiano. También la falta de comunicación afecta el amor de pareja, influyendo en la relación conyugal,  que a su vez, determina la relación parental (padres – hijos).

Si como madre se siente sola en la crianza, solo recuerde que literalmente no esta sola, tiene una pareja que la puede ayudar, que la complementa, que la apoya,  todos los días pacientemente, debemos buscar alternativas y soluciones amigables y cordiales, darle a la pareja la oportunidad de participar más, de ser más líder, y de tomar un papel activo en la crianza de los hijos. Y si esto resulta imposible, es necesario ….Extracto del capitulo 9 “La reina esta cansada”, del libro “Los problemas de los padres de hoy”. (disponible por pedido directo o en plataformas digitales).