Es frecuente que las personas consulten porque tienen dificultades para aceptar y disfrutar su cuerpo o alguna parte de él, algunos expresan una percepción alterada, otros una distorsión, otros una percepción errada, otros expresan una autoimagen negativa y otros una insatisfacción… es que su imagen corporal hace parte de su identidad personal, por lo que sus medidas antropométricas, sus contornos, la forma de su cuerpo o de su cara, su apariencia, sus sentimientos correlacionados, son vitales para definir la satisfacción o insatisfacción de su autoimagen, de hecho, la manera como las personas nos percibimos, representa como pensamos, sentimos, y nos comportamos.
La imagen corporal que cada persona tiene de sí, es subjetiva independientemente, de cómo se vea su cuerpo o su cara, y esto, es porque la autoimagen tiene varios componentes, el cognitivo –lo que pensamos y creemos sobre nuestro cuerpo-, el componente perceptual –como percibimos el tamaño, la forma, y la apariencia de nuestro cuerpo-, el componente afectivo, -lo que sentimos acerca de nuestro cuerpo-, y el componente comportamental, -lo que hacemos para controlar, cuidar, alterar, ocultar nuestro cuerpo o alguna parte de él-. A nivel neurológico, las investigaciones refieren que la percepción corporal, esta albergada en la corteza cerebral sensorial y en el lóbulo parietal, nuestra autoimagen se modela a través de la vista, el tacto, la propiocepción y la interocepción, y se altera de acuerdo al procesamiento de la información.
El tener una percepción errónea del cuerpo o alguna de sus partes, es perjudicial, afecta la autoestima, el estado de ánimo, el desempeño social y ocupacional, en el peor de los casos, origina enfermedades y trastornos como el trastorno dismórfico corporal, la anorexia, la bulimia nerviosa, la ansiedad, la depresión, etc. Por esto vale la pena tener en cuenta la evolución de la autoimagen en los seres humanos, ya que, desde antes de nacer y en los primeros años, los niños desarrollan el sentido de auto reconocimiento, inicialmente se vuelven conscientes de su género, poco a poco descubren las normas sociales, adoptan modelos culturales lúdicos y reales, se comparan y los comparan, comienzan a competir, y toman consciencia de la apariencia de su cuerpo, inclusive, expresan necesidad de admiración y aprobación ante sus padres, para luego, buscar ser aceptados en el ámbito escolar.
En la segunda infancia, comienzan a interesarse por la apariencia, el peso, la estatura y la contextura, y es aquí donde se pueden formar algunas alteraciones de autoimagen, por comentarios, comparación, rotulación o etiquetaje. En la pubertad y adolescencia, los mensajes sociales, culturales, las críticas y estereotipos deseados especialmente por parte de los padres, afectan notablemente la autoimagen de los jóvenes, igualmente, la satisfacción de la autoimagen se altera frente a las relaciones familiares, que son un factor protector cuando son saludables, o un factor de riesgo para los jóvenes cuando son negativas.
Más adelante, en la adolescencia, la autoimagen se afecta más por los pares que por los padres, y las burlas y el rechazo, pasan a ser las mayores fuentes de insatisfacción o alteración de la autoimagen, generando vergüenza, timidez y represión. Con más ahínco, a partir de esta etapa, los medios de comunicación, las redes sociales, los ideales de belleza física, ideales de cuerpo masculino y femenino, las presiones sociales, la actividad física, la cultura, el consumo de SPA, el nivel educativo, la religión, la ocupación o el trabajo, son algunas variables que afectan directamente la autoimagen, también variables personales como el caso de los estándares de belleza física para las mujeres, o la musculatura y estatura en los hombres. Además de esto, las personas tenemos que aprender a lidiar con nuestro peso, con el índice de masa corporal, los hábitos alimenticios, el manejo del tiempo libre y ocio, con la autoestima y el auto concepto, y para algunos, con enfermedades crónicas que influyen de forma negativa en su autoimagen.
En fin, lo que hay que tener en cuenta, es que a lo largo del tiempo, nuestra autoimagen, si cambia de acuerdo a muchas variables como la edad, el género, el estado de ánimo, la madurez, las circunstancias como el crecimiento y los cambios sexuales secundarios, la moda, los grupos pares, las influencias familiares, la socialización, los eventos críticos, también el hecho de que nos evaluemos y nos dejemos evaluar, comparándonos con estándares sociales en apariencia y modelos culturales de belleza, que en muchos casos, son los que generan la distorsión e insatisfacción de la autoimagen.
¿Qué pasa cuando se tiene distorsión e insatisfacción corporal?, La persona puede expresar excesiva preocupación por la apariencia, no puede evitar cierto tipo de conductas como mirarse frecuentemente en el espejo, incrementar su lenguaje interno de desaprobación, obsesionarse por su peso, pesarse constantemente, hacer dietas de todo tipo, evitar comer, tratar de ocultar su insatisfacción con maquillaje pesado o inusual, con ropa grande o voluminosa o accesorios como sombreros o lentes, e inclusive evitar ciertas situaciones a nivel social, por temor a críticas, a burlas, a desaprobación, o por temor a ser juzgado o señalado.
Y entonces, ¿Qué podemos hacer para tener una autoimagen positiva?
- Puedes determinar tenerla. Luego de identificar ¿por qué estás descontento con tu apariencia?, ¿Qué no te gusta? ¿Qué es lo que más te preocupa o te genera ansiedad?, establece un plan de cambio para mejorar, para optimizar, para trasformar esa parte de tu apariencia con la cual estas insatisfecho, y si esto te es imposible, establece un plan adaptativo. Si requieres hacer cambios de hábitos –hazlo-, si requieres hacer cambios de alimentación, -hazlo-, si requieres hacer cambios de actividad física, -hazlo-. Generalmente el cuerpo y la salud son el resultado de muy buenas rutinas y pensamientos.
- Analiza los pensamientos que tienes respecto a tu imagen corporal, con respecto a rotulaciones y etiquetas, enlístalos junto con las percepciones que otros te han dicho a este respecto, este ejercicio te ayuda a identificar si tienes o no distorsiones cognitivas al comparar ambas listas. Si las tienes, empieza cambiando tu manera de pensar con relación a tu autoimagen, trabaja en esto para evitar situaciones de conductas compulsivas y obsesivas, o para terminar en consumo de medicamentos como esteroides, o exageradas restricciones calóricas, o inclusive practica recurrente de cirugías.
- Analiza los sentimientos que te ha generado tu autoimagen, y busca una manera de canalizarlos adecuadamente. Será necesario realizar un trabajo para liberarte de la vergüenza, el temor, la condenación y la culpa, entre otras cosas, de lo contrario, podrías llegar inclusive a enfermarte física o mentalmente por retenerlos.
- Es importante también que revises tus modelos de referencia, con quien te estas comparando, que hay en tus redes sociales, que medios de comunicación atiendes, pregúntate si tus ideales de belleza o apariencia son alcanzables según los modelos que tienes. Si debes cambiar o limitar lo que consumes sensorialmente, hazlo para tener tranquilidad y menos presión.
- A algunas personas les ha ayudado el escribir aspectos positivos y favorables acerca de su cuerpo, con el tiempo, revalúan su escala de valor de insatisfacción y distorsión, y logran procesos de aceptación adaptativos y funcionales.
- Recuerda que hay insatisfacciones de autoimagen que simplemente preocupan, pero no necesariamente interfieren con la vida o causan dificultades de alguna manera, sin embargo, en el caso de que sufras por tu autoimagen, puedes contemplar la posibilidad de realizar un proceso terapéutico de psico-educación, para identificación, transformación o aceptación. En él trabajaremos varias técnicas como la comparación con modelos exagerados, las imágenes guiadas, los ejercicios de exposición, y la alfabetización mediática, como métodos para concientización, en cuanto a la distorsión o insatisfacción de la autoimagen.
- Finalmente, no olvides que, si eres padre o madre, tienes el poder para influenciar a tus hijos y determinar su autoimagen, las palabras que dices a diario son fundamentales, para alentar la buena imagen corporal de tus hijos, evita rotularlos, etiquetarlos, compararlos, y exigirles irracionalmente según modelos sociales. Ten buenas y saludables relaciones con tus hijos, especialmente en su infancia y pubertad, donde tu figura es más significativa que otras. Igualmente, si ya eres joven o adulto, evita rotular a otros, criticarlos, juzgarlos, y mucho menos señalarlos, simplemente convive en la tolerancia de las diferencias. Nuestra autoimagen positiva, no solo depende de lo otros nos dicen, sino también, de lo que no necesariamente tienen que decirnos.
Termino recordándote, que eres responsable de tus pensamientos y de tus creencias. En temas como la autoimagen, el problema es que no siempre vemos las cosas como son sino como creemos que son, y si lo que creemos está influenciado negativamente o distorsionado, entonces vamos a percibir de igual manera. Cuando te conoces a ti mismo, o a ti misma, cuando conoces los rasgos de tu personalidad, de tu temperamento y el nivel de tu carácter, cuando tienes identidad definida, autoestima y auto concepto saludable, e intencionalmente, expresas estabilidad emocional, puedes demostrar seguridad y confianza en tu imagen corporal, ya que no se trata de no preocuparse por la apariencia, sino de tener un concepto de autoimagen saludable, y esto requiere equilibrio y no exagerar los defectos leves o percibidos del cuerpo. Para saber amarte, necesitas valorar tu cuerpo y tu apariencia, eres responsable de quererte, de respetarte, y de agradecer por lo que tienes, porque eres único, irrepetible y singular. ¡Nunca lo olvides¡