La familia es la escuela del amor y de las virtudes, es en casa donde los niños realmente aprenden a ser ordenados, a seguir instrucciones, a decir la verdad, a esperar con la actitud correcta, a ser flexibles, responsables, y generosos.
Es en casa donde los hijos aprenden a comunicarse asertivamente, a perseverar, a ser justos, a ser respetuosos, a ser fuertes, a ser leales, a ser fieles, a ser honestos, a ser prudentes, a ser audaces, a ser diligentes, a ser optimistas, a ser alegres, a ser personas con equilibrio y balance.
Es en casa donde los padres, mayores y cuidadores deben educar esto en los niños. Es en casa donde un niño o niña aprende a ser amigo, a ser comprensivo, sencillo, recatado y humilde. Es en casa donde los niños aprenden la fe, la esperanza y el verdadero amor.
Las virtudes humanas son hábitos operativos buenos, que despiertan admiración y alabanza frente a otros, generalmente son un punto medio entre el exceso y el defecto, y siempre buscan el bien para los demás. Son las virtudes las que permiten a las personas actuar en función de la bondad y el amor.
Una persona virtuosa busca el bien, lo elige y lo practica esforzadamente. En el ejercicio paterno y materno, un padre deberá esforzarse todo el tiempo para que sus hijos poco a poco, vayan comprendiendo el beneficio de expresar las virtudes, de hecho, las virtudes apoyan un desarrollo moral consistente y contundente.
Inicia con la virtud del orden, por naturaleza se nace desordenado y son los hábitos de alimentación y de sueño los que comienzan a formar esta virtud que le será útil al niño toda su vida. Continua con la obediencia, ya que es importante que tus hijos atiendan sus instrucciones, y respeten sus órdenes para que puedan entender la sociedad y desarrollen liderazgo. Posteriormente, no olvides apoyar los momentos donde el niño es fiel a la realidad, y dice lo que realmente sucedió, esta actitud formará la virtud de la sinceridad, que apoyará el aprendizaje de otras virtudes como el respeto, la fidelidad y la honestidad.
Posterior y/o paralelamente, debes educar otras virtudes como la perseverancia, el respeto, la justicia, la amistad, el optimismo, la responsabilidad, la diligencia etc. Y que básicamente van estructurando los principios y estilo de vida de tus hijos.
Ten en cuenta que los hijos ven a sus padres TODO EL TIEMPO, así que tienes la oportunidad perfecta de modelar en los tuyos todas las virtudes que quieras. Son los hijos los mayores imitadores de sus padres en todas las áreas, en todos los espacios y en todo tiempo. Asegúrate de no demostrar defectos o excesos frente a los niños, ya que cuando esto pasa, surgen conductas disruptivas y pataletas, además de trastornos de aprendizaje, trastornos de desarrollo, trastornos emocionales, trastornos de interacción y más.
También es importante ser coherentes entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace, el hablar algo frente a los niños y hacer lo contrario a lo que se dijo, crea confusión y rebeldía en ellos, además de generar neurosis y conflictos internos que los niños no están capacitados para resolver.
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