Te has preguntado si frente a tus hijos, ¿estás comunicando asertivamente lo que quieres decirles en realidad?
Si tu hijo o hija entiende que cuando lo corriges es porque necesita aprender algo, o es consecuencia de algo que hizo erráticamente, o si comprende que no importa lo que pase siempre tendrá tu amor y aceptación, o si tiene claro que quién manda en casa es papá y mamá, o si tiene la confianza para hablarte en cualquier momento o circunstancia de cualquier tema… seguramente, estas dirigiéndote frente a él con un lenguaje asertivo y funcional.
El lenguaje de un padre hacia su hijo o hija, es clave para desarrollar una adecuada afectividad y autoestima. Aquellos que son cuidadosos en su manera de corregir, de estimular, de hacer observaciones, de bromear, disciplinar, y hablar cotidianamente frente a sus hijos, estarán criando un hij@ seguro y por demás feliz de pertenecer a dicha familia, es cuando los niños pueden hablar de sus padres y de ellos mismos con frases como las siguientes:
—Me castigaron por desobediente, no seguí instrucciones.
—No puedo ver televisión porque no he hecho la tarea.
—Las personas que más me aman son mis padres.
—Mi papá tiene tiempo para mí.
—En la casa manda mi papá y mi mamá
—Yo sé que tengo que decir la verdad.
—Cuando yo no entiendo algo le pregunto a mi mamá.
—Yo sé que puedo.
—Yo lo voy a lograr.
—Me quieren.
—Yo soy capaz.
—Yo soy importante.
—Que rico ser hijo de mi papá
—Qué bueno que tú eres mi papá.
—Lo lamento, perdóname.
—Por favor…, muchas gracias…, discúlpame.
—Te amo mucho.
Por el contrario, cuando eres impulsivo(a) para hablar a tus hijos o frente a ellos, cuando no puedes contenerte un enojo y explotas, cuando te diriges a ellos como si estuvieras hablando con alguien de tu edad, cuando utilizas sarcasmo, ironía, exageración o insultos, posiblemente estarás deformando tu relación con tu hij@ y alterando negativamente su afectividad, autoestima, identidad y carácter.
Estas son algunas frases inasertivas que nunca deberían ser mencionadas por padres y cuidadores:
—¿Es que no entiendes?
—¿Acaso no escuchas?
—¡¡¡Por qué no escuchas!!!
—No me salgas con bobadas.
—¡Que lento eres!
—¡Pareces una tortuga!
—¡Pero muévete tonto!
—¿Es que no se puede estar quieto?,
—¿Dónde se había metido?, no me conteste.
—¡Por favor, te lo ruego, haz la tarea!
—¡Prométeme que te vas a portar bien, que no me van a dar quejas!
—¿Cuántas veces lo tengo que llamar para que haga caso?
—¡Llevo una hora llamándolo!
—Usted si se demora eternidades comiendo—.
—¡Se me come la comida ya, no me quiere ver brava!
—¡Me arregla el cuarto ya!, ¡yo no soy su sirvienta!
—Está bien, cómete la carne y dejas la ensalada.
—¡Pues ahora de castigo duerme solo en su cama esta noche!
—Es el colmo, ¿hasta cuándo voy a tener que ayudarle a hacer tareas?
—¡Su papá me tiene cansada!
—¡Su mamá me tiene harto!
—¡Si no hace la tarea le digo a su papá para que le pegue!
—¿Yo ya no sé qué voy a hacer con usted?
—¿Dígame que quiere que haga, que más hago, dígame?
—Usted si es terrible, tenía que salir hiperactivo.
—Usted si salió igualito a mí, yo era una caspa cuando chiquito.
—¡Pero que geniecito, igual al de su mama!
—Pero, ¿porque eres tan mediocre?
—¿Usted quiere verme brava?
—¡Pero esto no se queda así, me las va a pagar!
—¡Torpe, tonto, no me digas más estupideces!
—¿Por qué no me haces caso?
—Usted si sabe cómo sacarle a uno el mal genio, ¿no?
—¿Usted cree que lo voy a querer con todo lo que está haciendo?
—¡Definitivamente, no confío en usted!
—Usted es una carga.
(extracto del libro “Padres con Carácter” – disponible en plataformas digitales y en físico).
Recuerda que es muy importante hablar bien frente a tus hijos, es necesario pensar antes de hablar y antes de actuar. Asegúrate de comunicar lo correcto, con un lenguaje limpio, con una mirada de amor, con unas palabras que edifiquen y no lo contrario. Si necesitas orientación al respecto, estoy para ayudarte.
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