EL MALTRATO Y ABUSO SEXUAL INFANTIL

by | Abr 21, 2022 | Uncategorized | 0 comments

Para algunos, situaciones perjudiciales en el presente, tienen su origen en experiencias traumáticas de maltrato y abuso infantil, el horror que vivieron en su pasado, les afecta tanto su vida hoy,  que inevitablemente, sufren con rasgos des-adaptativos como ideación o intentos de suicidio, consumo de sustancias psicoactivas, conflictos de género y  de sexualidad, trastornos del estado de ánimo como depresión y ansiedad, baja autoestima e inestabilidad emocional, fobias sexuales, hipocondrías, problemas gastrointestinales, insomnio, desórdenes alimenticios, dificultades de relación, conflictos sociales, trastornos de personalidad, dificultades de vinculación afectiva con los hijos cuando ya son padres, actitud constante de victimización, y en algunas casos, de re-victimización por situaciones similares en la actualidad.  Es que las consecuencias del abuso y maltrato infantil son literalmente catastróficas para la persona que lo sufre y para la sociedad.

Hablamos de maltrato cuando un niño o niña es privado de sus derechos y de su bienestar, puede ser una acción, una omisión de acción o un trato negligente no accidental y abusivo que vulnera al menor e interfiere en su desarrollo integral. El maltrato infantil puede referirse al maltrato físico, verbal, emocional, a la negligencia y abandono físico, al maltrato y abandono emocional, y al abuso sexual que incluye agresión sexual, exhibicionismo, explotación sexual infantil y violación sexual que involucra penetración vaginal y anal, penetración digital, caricias o proposiciones explícitas.

Desafortunadamente, el fenómeno de abuso sexual se da en todo tipo de situaciones sociales, lo sufren tanto los niños como las niñas, la mayoría de veces lo perpetran más los familiares y conocidos, que los desconocidos, y las estadísticas revelan porcentajes cada vez mayores, aunque se sabe que una gran mayoría de casos, no son denunciados, sus efectos son desastrosos para el desarrollo, la psico emocionalidad y la socialización de los niños y niñas.

Estudios indican que los agresores son tanto hombres como mujeres, aunque con mayor incidencia los hombres, y lo más terrible, es que los agresores por lo general pueden proyectar un perfil psicológico aparentemente común. Algunos cometen estos delitos luego del consumo de alcohol y sustancias psicoactivas, por repetición de conductas por experiencias traumáticas de abuso, maltrato o desintegración familiar, por la influencia mediática, algunos tienen historia de lesiones de apego en la infancia y desarrollo, creencias irracionales, distorsiones cognitivas, conductas obsesivas y compulsivas, al igual que discapacidades cognitivas, psíquicas, etc.

Cuando un menor es abusado se siente completamente impotente, se comienza a percibir y verse indefenso, tiende a querer mantenerlo en secreto, y si el abuso se prolonga, entonces hay una inclinación a acomodarse dentro de esa grotesca situación, si el niño revela la situación no siempre lo hará con un adulto sino con unos de sus pares, pero si finalmente no obtiene ayuda, terminará sintiéndose culpable, avergonzado y muy temeroso. Es evidente que los niños sufren estrés postraumático y en los casos de teens y adolescentes, se originan conductas de automutilación, de adicciones, de depresión, trastornos alimenticios, sentido de despropósito, desajuste personal, familiar y social, inclusive algunos manifiestan conductas sexuales como exhibicionismo, conflictos de género, masturbación compulsiva, conductas sexuales precoces o inapropiadas para la edad.

En los más pequeños, los maltratos y abusos pueden generar, cambios anímicos profundos, agresividad, temores, terrores nocturnos y pesadillas, ansiedad, sexualidad erotizada, auto estimulación, aislamiento, rebeldía, regresiones en hábitos de independencia y autonomía, obsesiones y compulsiones, timidez, inseguridad, bajo desempeño escolar, trastornos de desarrollo, de personalidad, de aprendizaje, e inclusive, enfermedades físicas y crónicas.

Observar a los niños y jóvenes tanto en casa como en el ambiente escolar, resulta crucial para detectar casos de abuso y maltrato, no es normal que los niños tengan dificultades para caminar, sentarse, que presenten desgarros, irritaciones, infecciones en zonas genitales y urinarias, enfermedades sin causa aparente, dificultades de defecación, enuresis, encopresis, o que expresen conocimientos, afirmaciones o conductas sexuales impropias de la edad o anormales para su etapa. Tampoco es normal que los niños entren en depresión, ansiedad fobias, labilidad o inestabilidad emocional, o que expresen desórdenes funcionales en su apetito o control de esfínteres, problemas conductuales como rebeldías, agresiones, tampoco es normal que se presenten problemas de desarrollo cognitivo de cualquier tipo sin aparente causa.

Existen caracterizaciones del abuso y maltrato según las edades, cuando hay abuso en la etapa preescolar, surgen somatizaciones, indiferencia o disgusto por juegos y juguetes, mutismo, regresiones y sexualización de la conducta, en la edad escolar es, por ejemplo, la baja autoestima, los problemas académicos, los trastornos de sueño, las reacciones psicosomáticas especialmente a nivel abdominal. En los adolescentes, las víctimas reportan baja autoestima, fugas de casa, depresión, automutilaciones, agresividad, aislamiento, actos delictivos, bajo desempeño escolar, y en algunos casos se da el embarazo. Ya en los adultos, la sintomatología denota enfermedades de todo tipo y de todo origen, y diversos trastornos psico emocionales, inestabilidad emocional, sentido de despropósito, conflictos de pareja, etc. Para los adultos, el reporte de abusos de infancia es doloroso y vergonzoso, muchos continúan negándolo durante años.

Aunque cada país tiene su ruta de acción que debe ser siempre activada en casos de maltrato y abuso, además de regulaciones para castigar a los abusadores y maltratadores, la promoción y prevención siempre será mejor que la corrección. Primariamente, los padres y las familias al interior del hogar, debemos ser los más autorizados para educar a los niños en prevención de maltrato y abuso infantil. Somos los padres los garantes de la integridad y el sano desarrollo de los niños, somos los padres quienes deben reconocer primeramente al niño como persona y con todos sus derechos fundamentales, respetarlo en su desarrollo psico-evolutivo, comprenderlo en sus diferentes estados, comunicarnos asertiva y afectivamente con ellos. Es responsabilidad de nosotros como padres generar vínculos afectivos y seguros con los niños, enseñarles y educarles en formas adecuadas de resolver conflictos de manera no violenta y positiva.

¿Qué podemos hacer para evitar el abuso y maltrato infantil?

Es importante asumir nuestra responsabilidad como padres, cuidadores, educadores y profesionales, ser conscientes de que somos garantes de la integridad total de nuestros niños, jóvenes y adolescentes. Somos los responsables de hacer sentir a los niños verdaderamente amados, aceptados, valorados y protegidos.

Así que, podemos hacer muchas cosas, proveer a los niños de un ambiente seguro, que los niños tengan horarios, rutinas, diversos espacios, supervisión constante y hábitos operativos son claves para que los padres podamos ejercer afectividad positiva, comunicación asertiva y disciplina con amor. Un ambiente organizado y supervisado, permite a los niños tener mayores claridades de su mundo, y desarrollar autonomía e independencia en hábitos y rutinas básicas, que es un factor protector para evitar abusos y maltratos. Por otra parte, es necesario, conocer quien está rodeando a nuestros hijos, no se trata de saber que son simplemente familiares o conocidos, sino de confirmar -si esto es posible-, acerca de la sanidad psico emocional y sexual de esos familiares, inicialmente los niños y los jóvenes cuando tienen espacios de comunicación con sus padres y perciben en ellos cercanía, confianza, paciencia, prudencia y sabiduría, les terminan contando o expresando sus opiniones o actitudes hacia los miembros de casa y de familia, y allí sabremos que están mostrando o haciendo esos familiares frente a nuestros niños.

Es necesario conocer a los niños, su carácter, su temperamento, su personalidad, sus formas de comunicación, sus estados de ánimo, sus habilidades sociales y sus relaciones cercanas, ya que entre más los conozcamos, vamos a reconocer sus cambios para luego indagar prudentemente el porqué de ese cambio. Con los más pequeñitos es importante desde casa, educar en el conocimiento y cuidado del cuerpo humano, las emociones y su manejo, la diferencia entre privado e íntimo,  el derecho que tienen a decir “no” ante situaciones que, su instinto o sentir les provoque incomodidad y malestar, será importante también educarles sobre cómo resolver conflictos con pares, hermanos y adultos, enseñarles acerca de los secretos buenos y los malos, sobre el derecho que tienen de poder contar sus experiencias de adentro o fuera de casa. También será importante cuidar y controlar, lo que niño observe y escuche por redes y medios de comunicación, por su edad, los niños no procesan asertivamente mensajes, imágenes, palabras o melodías que son inentendibles o descontextualizadas para su etapa.

Con los niños escolares, se requiere que los padres compartan momentos y experiencias significativas lúdicas o deportivas con ellos, estos espacios son ideales para indagar en los menores sobre sus emociones, sus sentimientos y sus experiencias, si los adultos, especialmente los padres, son figuras cercanas y de confianza, los niños probablemente terminarán hablando sobre situaciones personales, escolares, familiares y por supuesto íntimas.  En esta etapa los padres debemos continuar con la educación psico-emocional y sexual, ayudándonos a través de la crianza de valores como el respeto, el pudor, la sobriedad, el orden, la amistad, la comunicación, la alegría y la sinceridad. Será importante profundizar en la educación de sus deberes y derechos, en el desarrollo sexual, físico y emocional, en los tipos de caricias y secretos, en lo que significa el concepto de conciencia, en el conocimiento de procesos de gestación, embarazo y nacimiento, en los roles y géneros alrededor de la pareja y la familia. Igualmente asegurarnos de estar formando en ellos la adecuada autoestima en todas sus instancias.

Con los adolescentes es necesario generar espacios de conversatorios y diálogos, a ellos les gusta opinar de casi todo lo social y de moda, y en sus comentarios expresan situaciones de justicia e injusticia. Recuerda que si durante la primera y segunda infancia, les brindaste un ambiente coherente, con límites, con virtudes, con buena comunicación y con situaciones de respeto, seguramente tendrán la libertad de comentarte todo tipo de situaciones  en el presente. En esta etapa es importante enfatizar en la educación de valores como la lealtad, la fidelidad, la honestidad, la empatía o comprensión. Será importante orientarlos en la manera de resolver conflictos con pares y con adultos de manera más específica, además darles herramientas de comunicación y escucha, para que puedan desarrollar criterio, y brindarles espacios, donde puedan dialogar temas netamente de orden sexual con relación a normas y prácticas culturales. El apoyo para padres en este ámbito, es su conducta modelo, y los valores que en casa el joven ha recibido y vivido durante toda su vida.

Recuerda que ambos padres pueden y deben educar la psico-emocionalidad y sexualidad de los niños y niñas, un prerrequisito será resolver los propios prejuicios, tener claros los objetivos educativos al respecto, estar ambos padres en sintonía con la misma crianza, contemplar la sexualidad humana como algo natural y no lo contrario, enfocarla no solamente desde el punto de vista físico, genital y reproductivo, sino relacional y social, finalmente es un área que siempre está presente en todas las etapas del ser humano y debe ser responsablemente manejada desde pequeños.