Los niños también pueden tener miedos y extremas preocupaciones. ¿Has visto niños que demuestran muchísimo miedo cuando están lejos de los padres?, o ¿aquellos que le tienen un miedo extremo a los perros, los insectos, las vacunas o ir al pediatra?, o ¿miedo a cosas o a situaciones específicas?, o ¿aquellos niños que les da miedo el preescolar, el colegio y otros lugares donde hay más personas especialmente desconocidas?, o ¿aquellos jovencitos que expresan mucha preocupación por el futuro y por las cosas malas que suceden?, o ¿inclusive aquellos que en situaciones específicas denotan un terror inesperado tan fuerte, que expresan síntomas fisiológicos como palpitaciones, mareos, temblores, sudor, dificultades para respirar entre otros?. Si los has visto, quiere decir que has visto las manifestaciones de la ansiedad infantil. Cuando un niño no supera los miedos y las preocupaciones que son típicas de su edad, o cuando los miedos y las preocupaciones interfieren en su vida escolar, familiar y en su tiempo personal de juego, hablamos de que el niño puede tener un trastorno de ansiedad.
La ansiedad en los niños, puede presentarse como miedo o preocupación, pueden expresar comportamientos evasivos, les afecta sus relaciones con pares, altera su hábito de dormir, y pueden expresar reacciones de estrés fisiológico, por ejemplo, les da fatiga, dolores de cabeza o de estómago, inclusive, hay niños que son introspectivos y se guardan sus preocupaciones, haciendo aparentemente, desapercibida su ansiedad. La dificultad para los niños pequeños cuando sienten ansiedad es que por su pensamiento concreto, no saben manejarla y no pueden dimensionar la irracionalidad de su ansiedad, por otra parte, la dificultad para los niños más grandecitos y adolescentes, es que al sentir ansiedad no pueden manejar los niveles y las intensidades de la misma, dado que en ocasiones esa ansiedad no tiene si quiera el sentido para estar, pero aun así, no pueden dejar de sentirla, este es un agravante ya que ellos mismo se cuestionan, por lo que se autocritican y sufren alteraciones de autoestima.
¿Qué puede llegar a causar trastorno de ansiedad en los niños?, estudios indican que la ansiedad tiene causas biológicas, ambientales, por eventos pre natales, o durante el parto, o eventos postnatales, por estilos de crianza, por eventos traumáticos y estrés excesivo, por maltrato en cualquiera de sus formas, del mismo modo, algunos tipos de temperamentos son más propensos a la ansiedad que otros. También son factores de riesgo algunas dinámicas familiares que favorecen la ansiedad, por ejemplo, los modelados y herencias de los padres cuando ellos mismos padecen ansiedad o depresión, el tipo de comunicación verbal y no verbal utilizada frente a los niños, la manera como se imparte la disciplina y la autoridad en casa y colegio, la forma como se expresa la afectividad en casa, inclusive los conflictos con pares, discriminación social, bullying, etc.
De acuerdo al diagnóstico de trastornos mentales (DSM-5) y a la asociación americana de psicología (APA), aunque pueden existir alrededor de 11 tipos de trastornos de ansiedad, en los niños son más frecuentes los siguientes 6 tipos:
Primero, Trastorno de ansiedad por separación, que se comienza a ver en los niños pequeños cuando inician el preescolar, o inclusive antes, en este caso, los niños expresan un gran temor a ser separados de sus padres. Aunque todos los niños expresan llanto ante la separación, este trastorno se da cuando ese llanto está acompañado por miedo, terror y pánico. Eventualmente no solo se da en los momentos de desprendimiento como por ejemplo al ingresar al jardín, sino también, se puede dar dentro de casa, por eso afecta hasta sus ciclos de sueño, y se sienten muy inseguros, con sentimientos de desprotección ante la idea de no volver a ver a sus padres y cuidadores.
Segundo, Trastorno de ansiedad social que es observado mucho más en los niños escolares y los adolescentes, cuando sienten temor a la discriminación, a los señalamientos, a ser juzgados y al bullying, en estos casos la reacción primaria es huir o evitar situaciones sociales. En otros casos el trastorno se manifiesta fisiológicamente ante preocupaciones sociales, que impliquen necesidad de búsqueda de amigos, preocupaciones ante eventos sociales, carencias y necesidades básicas emocionales no satisfechas, etc.
Tercero, Fobias específicas: que se pueden dar por situaciones mal manejadas por parte de los adultos donde el niño siente un fuerte miedo a dichas situaciones, objetos o personas. Por ejemplo, miedo a las vacunas, a los perros o a otros animales. Si los adultos no son prudentes en este manejo, algunos pequeños pueden llegar a obsesionarse con sus miedos y alterar su conducta generando otro tipo de problemas.
Cuarto, Mutismo selectivo: que se hace más evidente al inicio de la edad preescolar cuando los niños salen de casa, y se encuentran inmersos en un ambiente inicialmente desconocido para ellos, es selectivo porque se comunican claramente en el ambiente donde más sienten seguridad y confianza, pero en ambientes extraños o donde se sienten incómodos, evitan comunicarse verbal y conductualmente, escasamente lo hacen de manera gestual. Algunos casos pueden persistir en toda la vida escolar y si no se tratan adecuadamente pueden llegar a la vida adulta.
Quinto, Trastorno de ansiedad generalizada: que se da en los pequeños cuando están enfrentados a un ambiente hostil, cuando hay descontrol en muchas variables, ya en los más grandecitos, se observa cuando sienten preocupaciones profundas por demandas de su ambiente, cuando expresan inhabilidades relacionales y sociales, es decir conflictos de relación con personas, o inclusive mascotas. Se manifiesta con síntomas somáticos como dolores, insomnio, tensiones, fatiga, entre otros.
Y sexto, Trastorno de pánico: que se presenta en la pubertad y adolescencia, y se manifiesta con ataques de pánico inesperados, repentinos y recurrentes, y que, a muchos, les genera ansiedad constante ante la posibilidad de un nuevo ataque, y sufriendo con serios síntomas somáticos y cognitivos
En resumen, a pesar de que estos 6 son los más comunes en los niños y adolescentes, los primeros dos, es decir, el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno de ansiedad social, son los que más consultan en terapia.
La importancia de tratar la ansiedad en la primera y segunda infancia, radica en su probabilidad de extenderse a la edad adulta afectando todas las dimensiones de la persona y generando mayor riesgo de depresión. Cuando los niños reciben el tratamiento adecuado para la ansiedad puede marcar una gran diferencia en la trayectoria de sus vidas, porque se trata de que los niños crezcan con estrategias, con ideas para comenzar a comprender el mundo, con habilidades para enfrentar nuevos y difíciles desafíos que les servirán para el resto de sus vidas y en general con aptitudes resilientes frente a la adversidad.
La orientación terapéutica para erradicar la ansiedad en niños y adolescentes, busca identificar patrones de temperamentos, dinámicas familiares e historia de vida, igualmente indaga asociaciones con trastornos de desarrollo, de aprendizaje u otros. El enfoque cognitivo conductual es muy útil para generar consciencia en los niños sobre la bidireccionalidad y conectividad de los pensamientos, los sentimientos y los comportamientos frente a su ansiedad. El trabajar con listas de jerarquías de miedo y evitación, por ejemplo, les ayuda a los niños a desensibilizarse de situaciones temidas junto con ejercicios experienciales cotidianos. Muchos tratamientos terapéuticos están buscando la atención integral, con una intervención intensiva, una fase de reducción y un posterior seguimiento continuo.
Ahora bien, ¿Qué pueden hacer los padres y cuidadores para evitar en los niños trastornos de ansiedad?
Es muy importante tomar consciencia de que los adultos, maestros, cuidadores y padres, son los responsables directos de la salud mental y psico-emocional de los niños. Los estilos de autoridad, los patrones de crianza, la comunicación, y en general, la educación que los niños reciben, determinan su crecimiento y desarrollo saludable, al igual que su madurez de carácter y estructura de autoestima.
En casa es necesario generarles a los niños autonomía e independencia, de hecho, esto debería ser una meta común a todos los padres, es sabio permitir que los niños hagan lo que deben hacer por si solos de acuerdo a su edad y capacidad, permitir que resuelvan conflictos y problemas según su edad, permitirles experiencias lúdicas sensitivas con respecto al manejo de la presión y a posibles conflictos hipotéticos que se les puedan presentar.
Los padres y los docentes, son los encargados de proveer a los niños de experiencias significativas, acerca de cómo enfrentar situaciones potenciales generadoras de ansiedad. También son los encargados de desarrollar las habilidades sociales de los niños, su inteligencia emocional y su autoestima. El lenguaje que los adultos utilicen frente a los niños es vital para generar paz o preocupación, igualmente el modelado en cuanto a la forma de encarar los problemas, solucionar las situaciones y resolver todas las vicisitudes de la vida. Los niños aprenden según vean modelos adultos, cabe aclarar que no se trata de darles únicamente un ambiente pacifico, libre de problemas o presión, sino que se trata, de que observen como los adultos inteligentemente resuelven los problemas y encaran la presión de la vida.
Otro factor protector, es el permitir que los niños y el sistema familiar lleven un estilo de vida saludable, por ejemplo, con un adecuado y completo plan de alimentación que incluya agua alcalina, frutas, verduras, y fuentes sanas de proteínas y demás nutrientes necesarios, también es vital la práctica de actividades físicas, los juegos al aire libre, los deportes variados y acordes a la edad, también es necesaria una adecuada higiene sueño. No hay que olvidar tampoco, la prudencia de cuidarles el consumo audiovisual como la música, las películas y los juegos de video, que deben ser adecuados y con la respectiva retroalimentación, y algo muy importante que pocos practican, es favorecerles momentos de meditación, contemplación o inclusive oración de acuerdo a la fe.
En fin, Queridos padres y madres, tienen la capacidad de educar hijos resilientes, les animo a que sean padres con carácter para modelar fortaleza, inteligencia emocional, inteligencia espiritual, madurez de carácter, adecuada autoestima, recuerden que el amor es la fuerza más inspiradora para educar sabiamente. Los niños tienen el derecho a crecer sin estrés negativo, y sobre todo libres de trastornos de cualquier tipo, en este caso, sin trastornos de ansiedad.