¿Te consideras una persona optimista? O ¿acaso te han dicho que necesitas serlo?, debes saber que tu grado de optimismo depende de tu capacidad para distinguir lo positivo en medio de las dificultades, y será mayor o menor, dependiendo precisamente de la situación. La virtud del optimismo describe a una persona con ánimo, entusiasta, muy realista y que conscientemente busca lo positivo antes de centrarse en las dificultades, inclusive, puede contemplar las oportunidades en las mismas dificultades.
Una persona verdaderamente optimista, sabe distinguir tanto lo positivo y lo que se puede mejorar para aprovecharlo, como también, sabe distinguir los verdaderos obstáculos y las dificultades para afrontarlos, con perseverancia, con diligencia, e inclusive, con alegría… aunque no siempre expresada, y esto le genera paz interior aún en medio de las situaciones. Es por esto que es muy importante ser optimista, de lo contrario, cuando la persona se desanima y desconfía, demuestra pesimismo, y esto es notable, porque la persona se vence al percibir la dificultad real en la situación a resolver, o también, la persona expresa la dificultad para enfocar la situación de forma adecuada.
Afortunadamente, hay personas que aún en situaciones nada beneficiosas, siempre mantienen una perspectiva de confianza y esperanza, hay personas, por el contrario, que ésta perspectiva solo la tienen en situaciones favorables donde casi se hacen evidentes los resultados. La persona con alto grado de optimismo, generalmente se ha esforzado y ha desarrollado un proceso de madurez donde ha incorporado motivos suficientes para serlo. Una persona que no tienen motivos, generalmente su optimismo será muy variable, inestable o inclusive nulo.
Para que una persona sienta y proyecte el optimismo, se requiere que confíe y que exprese Fe. El mundo en el que vivimos, cambia constantemente los estándares de seguridad, a diario suceden situaciones desafortunadas, en muchos momentos el temor al futuro, el temor a lo desconocido, el temor al fracaso, el temor a la muerte, la incertidumbre, los pronósticos negativos de destrucción, de enfermedad y muerte, son el pan diario para muchos, por eso se hace necesario desarrollar la confianza, y reconocer las situaciones de cada quien tal como son, ya que cuando el panorama es tan desalentador, se requiere inclusive ayuda de otros, para poder ser optimista y vivir como tal.
¿Cómo se puede cultivar la virtud del optimismo?
Inicialmente es necesario reconocer la necesidad de tener confianza en la situación que se está viviendo, para ello, es imprescindible conocer a fondo la situación, también el autoconocimiento es clave para la percepción y decisión, es necesario conocer las propias cualidades y capacidades y también, las de los demás. El creer verdaderamente, no solo de palabra y gestos, sino de convicción y esperanza, que los demás están dispuestos a actuar a nuestro favor, genera desarrollo de esta virtud, y aunque esta confianza debe basarse en la realidad, también se debe basar en la posibilidad.
Ahora bien, el optimismo puede llegar a ser muy frágil cuando la persona es demasiado ingenua, o, por el contrario, cuando es soberbia y orgullosa, y es frágil porque no se trata de engañarse y negar la realidad y de decir que “no pasa nada”, o en extremo, es frágil, en algunas personas que nunca han fracasado, y sienten soberbia frente a sus experiencias, proclamando a viva voz que siempre lograrán resolver cualquier situación. En este caso el optimismo es irreal, evidentemente toda la humanidad está sujeta a pasar por situaciones en las cuales se sienta incapacidad total para resolver. Es por ello que, el optimismo como virtud, se puede fortalecer a través de la inteligencia espiritual, porque a través del ejercicio de la fe, muchas personas a diario logran ser optimistas, debido a que confían en Dios, y confían en que todo obrará para su bien en medio de cualquier situación, esto es especialmente muy provechoso para aquellas personas que han sufrido constantes fracasos o situaciones desafortunadas, y que de cierta forma tienen sus razones para ser desconfiadas, en este caso, la fe y la esperanza, son los pilares en los que pueden sostener su optimismo.
Por otra parte, para una persona perezosa, que no ejecuta, que posterga las cosas, le será muy difícil ser optimista, ya que otro aspecto importante para cultivar el optimismo, es el hecho de ser responsables con nuestra propia vida, gestionar diligentemente las actividades y acciones requeridas cada día, ser diligentes y laboriosos frente a objetivos, metas y proyectos. También se hace necesario que la persona día a día se ejercite en la resolución de problemas, porque una persona que sabe resolver conflictos, es una persona que está aprovechando sus capacidades y cualidades para luchar por sus objetivos, y esto alimenta su optimismo. De igual forma, aquellas personas que tienen claro su sentido y propósito de vida, aquellos que dicen “yo nací para esto”, son personas que, mantienen una clara esperanza en que sus planes se van a realizar, pensando, hablando y actuando con optimismo frente a su destino.
Para saber amarte, necesitas confiar en ti mismo, en ti misma, esforzarte lo más posible, potenciar tus capacidades, discernir entre lo que es importante y lo que no, valorar lo realmente valioso, recordar que eres amado o amada, que tienes un propósito en esta vida, que puedes confiar en ti porque te conoces y porque te quieres, pero también conoces y quieres a otros y de hecho valoras su cercanía, su familiaridad o compañía. Muchas veces será necesario recibir la ayuda de otros, permitir que te levanten los brazos y el ánimo, o inclusive, apoyarte aún en el optimismo de otros.
Recuerda la importancia de la alegría y el valor de volver a levantarte, volver a empezar, y aunque hasta el momento tu vida haya estado matizada con pesimismo, puedes aprender a ayudar a otros y recibir su ayuda, finalmente, esto es vivir de forma funcional y adaptativa. Para saber amarte, tú necesitas paz mental, paz interior y esto es lo que origina esta magnífica virtud, por esto, nunca olvides, que siendo optimista y fuerte podrás enfocarte en lo positivo y no en lo negativo, vislumbrar siempre las posibilidades y amarte constantemente cada día.