Eventualmente recibo padres cuyo primer comentario es “Nos remitieron del colegio porque el niño es agresivo y desobediente, y de hecho, eso le está afectando su rendimiento académico…”, este es un caso frecuente en los colegios y de manejo complicado para las maestras que no siempre saben lidiar con la desobediencia de los niños, con la baja regulación de impulsos, con la inadaptación escolar, o la pereza, la nula tolerancia a la frustración, la agresividad, la dispersión, la indisciplina, el retraimiento, y la inatención de los niños dentro del salón de clases.
Esta situación de hecho también la vivencian algunos padres cuando su primer hijo o hija es una persona obediente, regulada, disciplinada y serena, frente a su segundo hijo o hija, quien resulta ser el “terrible” de la casa, y lo totalmente opuesto a su hermano mayor, en otros casos, la vivencian padres cuando su hijo expresa celos y rivalidad fraterna, desobediencia, pataletas, y conductas egocentristas y caprichosas, entre otras.
Dentro de los factores que pueden influir para que esta situación se dé, encontramos precisamente el tipo de temperamentos que tienen los niños, ya que aquellos que son sanguíneos y coléricos, evidentemente expresarán sus conflictos, problemas y emocionalidad, muy diferente a los niños flemáticos y melancólicos. Hay temperamentos que tienden a la apertura al mundo, a los demás, cuando un niño tiene un temperamento colérico o sanguíneo, es activo y muy abierto para expresar casi espontáneamente sus problemas, los niños activos pueden rebelarse y oponerse más abiertamente a los padres y maestros, e incluso llegar incumplir normas y sobrepasar límites, son niños que sobresalen en los grupos, sin embargo, encontramos aquellos que son flemáticos y melancólicos, cuya conducta tiende a la represión, son niños que en algunos casos expresan timidez y limitadas relaciones sociales. Ambos casos, tanto niños pasivos como activos, resultan ser tema de conversación de los maestros, y tema de conversación para los padres en las reuniones familiares.
Otro factor decisivo en las conductas de difícil manejo de los niños, es el ambiente familiar y la educación, es decir, el modelado que el niño está recibiendo en casa por parte de quien lo está rodeando y criando. Los modelos educativos de crianza, son muy variados, por ejemplo, el modelo permisivo tan de moda en los últimos tiempos, que rechaza el modelo de educación autoritaria y se orienta al libertinaje. Los padres que abanderan este modelo, no establecen límites claros, miman en todo momento y situación, dejan al hijo tomar decisiones sin censura ni orientación, y se muestran inseguros para ejercer autoridad, evidentemente los niños no aprenden a seguir instrucciones, expresan un marcado egocentrismo que puede verse aún en la adolescencia, y en la etapa escolar manifiestan desobediencia instruccional, irrespeto a figuras de autoridad, y también expresan baja tolerancia a la frustración, impulsividad, irascibilidad, demanda de caprichos, e incumplimiento de ciertas normas sociales.
Un modelo menos practicado por la influencia cultural, pero que aún se observa en algunos hogares, es aquel, en donde los padres y cuidadores reproducen modelos autoritativos de antaño, de su propia crianza, obviamente para esta generación tan diferente, producen más conflictos y problemas en los niños que soluciones. Estos modelos están basados en la represión y en métodos punitivos, es decir, castigos físicos, comunicación inasertiva con sarcasmos, ironías, exageraciones, cantaletas, mensajes ambivalentes, palabras de rechazo, actitudes de abandono, expresiones de humillación, palabras de comparación, etc., generalmente este tipo de ambiente y de crianza, altera la autoestima de los niños y les genera inseguridad en su vínculo e identidad, traduciéndose en conductas agresivas, rebeldes, reprimidas y desobedientes.
Aunque muchos padres dicen no querer practicar ni el modelo permisivo, ni el modelo autoritativo, algunos terminan ejerciendo un modelo híbrido de ambos, pretenden mimar a los niños todo el tiempo, pero también les abruman con cantaleta y extensas reflexiones, intentan mandar a los niños pero ceden ante sus intensos caprichos, pretenden establecer normas y límites, pero permiten a los niños escoger esos límites y las propias normas, quieren enseñar el respeto a sus hijos, pero se dejan pegar por ellos cuando estos tienen una pataleta, ante la negativa de comprarle el juguete o el helado, o de no darle el celular para jugar.
Otro factor decisivo para que se den las conductas de difícil manejo en los niños, es el ambiente familiar que lo rodea, las discusiones y peleas entre los padres y/o cuidadores de los niños, el inadecuado manejo del tiempo libre y del ocio, el libertinaje y descontrol en los medios de comunicación, a los que los niños son expuestos y la comunicación inasertiva en el ambiente familiar, son algunos factores de riesgo que promueven conductas de difícil manejo en los pequeños. Adicionalmente para los más grandecitos, la influencia de compañeros, amigos, vecinos y modelos sociales y de medios de comunicación con principios y valores contrarios, les generan confusiones y cuestionamientos que incitan a la rebelión de los valores educados, y a trastornos de personalidad e identidad tan comunes hoy día en la adolescencia.
Pero no siempre basta con comprender los factores precipitadores de las conductas disruptivas e inasertivas, también es necesario comprender las motivaciones de los niños, entender que ellos toman sus propias decisiones porque consideran que tienen motivos para comportarse de esta manera, por esto, mas allá de la conducta, es necesario profundizar en los motivos aún inconscientes, que puedan estar sosteniendo las conductas de difícil manejo, detrás de muchas de estas conductas, se esconden actitudes, percepciones y sentimientos de temor, ansiedad, preocupación, incompetencia, inseguridad, confusión, alteraciones en autoestima, autoimagen, y autoconcepto.
Lo que debemos tener en cuenta es que las conductas de difícil manejo, siempre tienen una explicación, el desafío es precisamente indagar sus causas, los niños buscan llamar la atención, y si los adultos se molestan o enfadan, los niños se sienten de cierta forma apreciados y aceptados cuando observan que su conducta genera reacción. Si los niños desobedecen o rechazan las normas y los adultos se irritan y se frustran, los niños se sienten importantes demostrando que mandan y dominan.
Cuando los niños expresan agresividad o bajo control de impulsos, en algunos casos, están manifestando su deseo de tener poder, su conducta denota deseo de superioridad, evidentemente se pueden estar sintiendo desanimados al percibir que otros pueden más que él. Por su parte aquellos niños que se aíslan, se pueden estar sintiendo incapaces de enfrentar sus problemas, en este caso el aislamiento les ayuda a evitar el fracaso.
Los niños más grandes por su parte, ante un ambiente familiar conflictivo, con padres exigentes, con maltrato o abuso de algún tipo, con situaciones de alcoholismo, divorcio, conflictos parentales, con rechazo social o escolar, con situaciones de bullying, etc. Pueden expresar conductas de autolesión, violando las normas propias de su edad, pueden presentar también, desajustes sociales, académicos y personales, pueden llegar a generar daño a otros, o generárselo a sí mismos, pueden sostener un conflicto de identidad y pertenencia, pueden buscar aprobación en grupos parias o pandillas, etc.
Ya sea que los niños no sientan satisfechas sus necesidades profundas tanto en casa como en el colegio, o que existan problemas de tipo orgánico, o que se perciban dificultades en el ámbito educativo, o que la complejidad de los problemas sea de tono multicausal, debemos prestarles la atención necesaria, y realizar los cambios que sean pertinentes, debemos implementar los ajustes en los tópicos de la crianza. Los padres, cuidadores, y maestros, son los garantes de los niños y jóvenes, deben proveerles seguridad, afecto, límites, protección y cuidados necesarios, y así evitar, que ellos terminen manifestando conductas de difícil manejo, quizás como un S.O.S para sus vidas. Así que, para ello, te comparto algunos tips:
- Es necesario que reconozcas cual es el tipo de temperamento de tu hijo(a), y de esta manera identificar sus fortalezas para potenciarlas y sus debilidades para darles el manejo prudente de acuerdo a la autoridad prestigio y a la afectividad positiva.
- Infórmate sobre modelos de crianza asertivos, ejerce autoridad prestigio, te conviene que tu hijo o hija te vea como una persona segura de tu rol y de visión educativa. Esto hace parte de la crianza respetuosa.
- Se coherente entre tu discurso y tu conducta, tu hijo siempre te está viendo.
- No agotes o malogres el recurso de la comunicación. Habla sabiamente en todo momento.
- No confundas la autoridad con la afectividad, ambos son deberes, pero también derechos.
- Necesitas descubrir cuáles pueden ser los objetivos o motivos concretos del niño para que exprese la conducta inasertiva. ¿Qué objetivo erróneo está persiguiendo el niño cada vez que se comporta así? Observa el lugar, la situación, los eventos antecedentes, sus interacciones, etc.
- Revisa los sistemas correctivos que has utilizado frente a tu hijo, algunos niños por ejemplo son dispersos porque sus padres les repiten las instrucciones 3 o más veces, como si el niño no escuchara o no entendiera a la primera vez. Algunos padres en lugar de ejercer autoridad, intentan explicar ampliamente sus razones a los hijos, convirtiendo dicha reflexión en una cantaleta que pierde su sentido y su significado a los oídos de los niños. Algunos niños tienen hábitos muy sedentarios frente a la televisión y videojuegos y no tienen tiempo de calidad con sus padres y cuidadores. Algunos niños no tienen hábitos estructurados en casa, etc. ¿Qué área necesita ajustes en tu paternidad o en tu maternidad?
Por otra parte, en los colegios en los colegios los maestros tienen muchas herramientas para erradicar conductas de difícil manejo de los niños: Si tus alumnos expresan conductas de difícil manejo prueba a realizar juegos o actividades cooperadoras o participativas que tengan las reglas claras, fomenta actividades pro-sociales y de voluntariado, realiza cine-foros destacando modelos excelentes a seguir, utiliza refuerzos positivos ante conductas asertivas, para los más grandes genera ciertas negociaciones ante dilemas y conflictos, incrementa y afianza el diálogo con los estudiantes, investiga las fuentes de pasión de los niños y jóvenes a tu cargo, fomenta las actividades deportivas y artísticas, educa la asertividad en los debates y discusiones, etc.
Para finalizar, te recuerdo que las conductas de difícil manejo no tienen un origen repentino, surgen casi siempre de pautas de crianza ambivalentes, inasertivas, con atascos, desviaciones e inclusive retrocesos. Los niños casi siempre expresan estas conductas, tratando de comunicar algo que no está bien en su vida, en su crianza, en sus ambientes, en sus vínculos. Son manifestaciones, de luchas y conflictos, de poder, de adaptación, de relaciones interpersonales y sociales, de identidad y pertenencia, de afectividad etc. Así que te animo a que analices que has venido o estás incubando en tus hijos hasta el momento, ¿puedes visualizar crisis futuras?, entonces hoy es el día para realizar los ajustes y cambios necesarios. Los niños con conductas de difícil manejo, generalmente, son niños muy inteligentes y sabios que, ante todo, están definitivamente expresando algo que necesita ser resuelto.