Prácticamente todos los niños han expresado berrinches, llantos descontrolados y pataletas, este tipo de conductas son muy comunes en la infancia y aún en adolescencia, aunque es en la primera infancia cuando más se presentan, y esto sucede, debido a múltiples razones, desde factores fisiológicos y físicos como cansancio, hambre, sueño, enfermedad o algún trastorno, hasta hechos más comunes como son la frustración, o inclusive el querer llamar la atención de padres y cuidadores. Finalmente, el niño lo que busca es obtener algo que quiere o evitar algo que no quiere hacer.
Las pataletas, no solo demuestran baja tolerancia a la frustración, también denotan, procesos emocionales y conductuales independientes pero parcialmente superpuestos como son: la ira y la angustia, por esto definimos las pataletas como episodios en los niños, de suma frustración o enojo, donde manifiestan abiertamente, comportamientos desagradables que son de naturaleza extrema y severa, y desproporcionados a la situación, según la percepción de los padres y cuidadores.
Generalmente, las pataletas se inician ante la negativa de una demanda verbal o corporal, entonces el niño habla más duro, luego grita, luego llora, luego puede caerse al suelo (o se desgonza como algunos dicen), luego puede agitar la extremidades, golpear, empujar, patear, arrojar objetos, morder, algunos niños entran en una etapa de “somatización” cuando se vomitan, otros contienen la respiración, y algunos inclusive, llegan a la flagelación, cuando expresan episodios de neurosis y se golpean la cabeza u otras partes de su cuerpo, y unos pocos inclusive llegan a perder el conocimiento.
En cuanto a la duración, estas conductas, pueden variar, se dice que es un berrinche si dura menos de 5 o 10 minutos y el niño expresará un lloriqueo y unos pucheros, pero si dura más de 15 minutos con las conductas extremas mencionadas anteriormente, es pataleta, igualmente, los berrinches pueden darse todos los días, pero los casos extremos de pataletas que agobian a los padres cuando se dan, se dan de tal manera, que afectan toda la dinámica familiar e inclusive, pueden darse más de una vez al día. Los casos extremos donde se requiere inmediata atención médica y terapéutica, son los de los niños que llegan a expresar un estado de ánimo negativo persistente entre cada pataleta.
En los niños hasta los 2 años pueden darse cuando ellos necesitan que se les supla sus necesidades básicas fisiológicas, de afecto y protección, algunos berrinches también se dan por su deseo de independencia e inclusive, otros, son producto de un cúmulo de emociones que el niño por su edad, no sabe cómo identificar ni manejar. El manejo debe ser inmediato, se requiere suplir las necesidades del bebé, sin embargo, la clave serán la expresión corporal del padre, al igual que su actitud de protección y cuidado frente al menor.
En los niños de 2 años en adelante, las pataletas, en su mayoría, se presentan por varias razones, desde su deseo de ser independientes, su baja tolerancia a la frustración, su inadecuada canalización de emociones o inclusive su desregularización conductual. Variables como la educación emocional, la autoridad prestigio, la afectividad positiva, la comunicación asertiva son claves para el manejo y extinción de las conductas de pataletas en los niños y también en los adolescentes.
Por otro lado, para los niños mayores, las pataletas pueden indicar un inadecuado manejo de la frustración, de hecho, algunos investigadores expresan que las pataletas normales deberían ir hasta los 4 años como máximo, luego de esto, pueden indicar un problema subyacente, no solo en el niño, sino también en el sistema familiar.
Existen muchas maneras en que los padres han abordado las conductas de pataletas, sobra decir que la violencia y la agresividad física y/o verbal no son maneras adecuadas de manejar estas conductas en los niños. Otras situaciones manejadas por los padres como tiempo fuera en la habitación del niño, o en un rincón de la sala, son bastante debatibles por su represión emocional y su break afectivo que puede afectar la seguridad del niño. Ahora bien, el que los padres quieran conversar con el niño en plena pataleta, puede resultar para ambas partes más perjudicial que favorable, y el que los padres se desesperen y “neuroticen” la situación, no es para nada un buen modelo y ejemplo para los niños en esos momentos.
Un principio básico es que el niño debe inicialmente tener el derecho, de poder expresar sus emociones de frustración, en la libertad que le proyecta su ambiente familiar. Obviamente los padres deben tener la madurez, la paciencia, el lenguaje verbal y sobre todo el lenguaje no verbal adecuado, el tiempo, y la autoridad prestigio, frente al niño para expresar respeto, cuidado, firmeza y constancia. No se trata de ceder ante los caprichos del niño, pero tampoco se trata de reprimir sus emociones, o terminar siendo un modelo de intolerancia y de gritos frente a él, transformando el ambiente en un hogar punitivo y caótico.
Es por esto, que la clave para extinguir las pataletas en los niños son los padres y cuidadores, en la mayoría de los casos, realizo sesiones educativas con la familia sobre la manera asertiva de controlar y prevenir las pataletas, su manejo dependerá del temperamento del niño, de su educación emocional, de su edad, de sus antecedentes, de su nivel de tolerancia a la frustración y en todos los casos, dependerá del nivel de autoridad prestigio y afectividad positiva de los padres.
Recuerde que es muy importante, comprender que las pataletas son manifestaciones emociones y conductuales de los niños, es lógico que expresen rabia como manifestación de la ira sobre todo al comienzo, o que lloren y luego busquen “consuelo” como manifestación de la angustia, por tanto, es muy importante que todos los padres manejen, asertivamente las pataletas de sus hijos, para que a futuro, ellos tengan una manera correcta de canalizar sus emociones, de resolver sus frustraciones, de relacionarse correctamente con otros, y de vivir su vida con alta inteligencia emocional.
Finalmente, con respecto a las pataletas en los niños mayores e inclusive en los adolescentes (obviamente exceptuando aquellos casos donde hay un síndrome o un trastorno) pueden llegar a darse como resultado de varios motivos cómo, por ejemplo: vacíos o errores en la crianza, experiencias traumáticas no resueltas, sobreproteccionismo, conflictos en los roles de autoridad, afectividad negativa, ambiente familiar hostil, diversos conflictos familiares como separación de los padres o ausentismo de uno de ellos, inclusive, las causas pueden ser múltiples no una sola.
Así que te invito a contactarme para que recibas orientación detallada y puedas manejar asertivamente este tipo de conductas. WhatsApp +57 3174352680.