LOS TIEMPOS DE CONVALECENCIA Y RECUPERACION

by | Jul 12, 2021 | Uncategorized | 0 comments

Sin duda las pruebas de salud superan otro tipo de pruebas en esta vida, desafortunadamente se toma consciencia cuando se está pasando por ellas, cuando se está enfrentado a las limitaciones para hacer, para hablar, para caminar, para respirar, para moverse, etc., y aunque antes de este cuadro existía el sentimiento latente de agradecimiento por ello, solo en esos momentos de dolor, sufrimiento, incapacidad, limitación y temor, es cuando se daría todo lo que fuera para volver a tener fuerzas, vitalidad y salud. Y es que, en medio del dolor, del sufrimiento corporal, de los diagnósticos médicos, de todos los medicamentos o tratamientos, el estado emocional fluctúa tanto que éste pasa a ser el enemigo desapercibido de la sanidad. Por ejemplo, la escala del ánimo puede estar en 7 en la mañana y pasar a 2 en la tarde, para llegar a 0 en la noche deseando inclusive mejor morir para evitar el suplicio del dolor y sufrimiento.

Si tu o alguien cercano está enfrentando una situación similar, debes saber que es muy lógico sentir el carrusel emocional, por lo que se vale sentirse con la libertad de expresar de alguna manera esos sentimientos y emociones. Nada más difícil para el enfermo y para quien lo cuida, que aparentar algo por fuera contrario a lo que en la mente y el corazón se siente, esto puede inclusive ser contraproducente con el tratamiento para la recuperación.  Sin embargo, canalizar un sentimiento o una emoción momentánea, es muy diferente a mantener esa emoción constante en el tiempo, es decir, una cosa es desanimarse luego de una quimioterapia, o una noche “difícil”, a estar 24/7 totalmente desanimado, no hay que olvidar que las emociones también provocan cambios en el cerebro, que a su vez segrega sustancias, que afectan orgánicamente el cuerpo e inclusive, pueden hacer que los medicamentos, remedios y alimentación no resulten funcionales para la recuperación.

El creer que “todo saldrá bien”, el pensar que el tiempo de convalecencia será temporal, y el estar enfocado en la sanidad más que en la enfermedad, pueden hacer la diferencia para mantener las emociones con mayor estabilidad y dominio. En tiempos de crisis es cuando realmente la persona se da cuenta de su nivel de inteligencia emocional e inteligencia espiritual, estas dos inteligencias sustentan los factores protectores para la recuperación.  La inteligencia emocional provee a la persona de recursos en su mente para tener asertividad en la actitud, en las palabras, en los gestos, en su voluntad, en las decisiones diarias de hábitos y rutinas, la inteligencia emocional permite a la persona aplicar en tiempos de crisis las virtudes que ha aprendido toda su vida. Por su parte, la inteligencia espiritual es la que –entre otras cosas-, permite a la persona CREER con su mente y su corazón, que “todo saldrá bien”, y provee no solo al enfermo, sino a su familia o cercanos de optimismo, esperanza y fe. Esto explica muy bien, por qué muchas personas en momentos críticos de su vida, -o se han reconciliado con su fe en Dios, -o han comenzado a creer en Dios, y han abierto su vida al complejizado pero maravilloso aprendizaje espiritual. Es que cuando ya no hay esperanzas y la muerte amenaza, se abre la posibilidad a la manifestación del poder de Dios a través de sus milagros, y esto es lo que incontables personas han compartido posteriormente.

Es muy importante aprovechar los momentos donde los síntomas y el dolor físico están un tanto controlados, ese es el tiempo de hablar si se es posible, de compartir con la familia, pero sobre todo de expresarse mutualmente con quien se convive todo el cariño posible, dar o pedir perdón, expresar amor, abrazar (si esto es posible), e inclusive orar o meditar.  También se pueden aprovechar estos momentos, para rediseñar, ¨planear bien”, ver más allá y atreverse a soñar, imaginar y “creer” que en el futuro cuando se haya superado la enfermedad, se podrán realizar los planes. Y también es el tiempo de escuchar lo bueno, siempre será propicio las buenas lecturas y la música (instrumental, clásica o con mensajes edificantes).

Por otra parte, en los momentos de dolor y sufrimiento, es propicio mantener un pensamiento fuerte y asertivo en la mente, que sea tan poderoso que logre mermar los demás pensamientos, que en esos momentos llegan para atormentar y desalentar aún más. Cuando finalmente el dolor y sufrimiento afecta el ánimo, puede llegar a ser propicio escuchar mensajes inspiradores, música góspel o con mensaje de fe, e inclusive, recurrir a la oración de otros, pues la oración cargada de fe, es la herramienta especialmente diseñada para vencer la impaciencia, la ansiedad y el temor.

Estar en estado  convaleciente y de recuperación es algo complejo, la mayoría de las personas dicen ser unas antes de la enfermedad, y después de ella, para muchas personas su vida se parte en dos, y con razón, a pesar de la “normalidad” de las enfermedades de este siglo,  para el ser humano no resulta natural “estar” enfermo, es un estado de postración, de dependencia, e inclusive de “humillación”, es imposible que no afecte todas las instancias de la persona, es imposible que no cambie maneras de pensar, de sentir y de valorar todo lo externo de este mundo e interno de cada vida, sin embargo, tienes que recordar que aún sigues vivo y estas consciente, y mientras tengas aliento de vida y conciencia, tienes la capacidad de controlar tu mente y tus pensamientos, tienes la decisión de canalizar adecuadamente tus emociones y sentimientos, y tienes la responsabilidad de VIVIR, porque aún sigues VIVO. Por favor…¡No te rindas!