“MI HIJO NO QUIERE…”

by | Sep 4, 2021 | Uncategorized | 0 comments

Esta es una frase que muchos padres me consultan cuando hablamos de las rutinas y los hábitos diarios de alimentación, autocuidado, sueño, y hasta escolares.  Una de las cosas que debemos saber es que no nacemos obedientes, la obediencia se aprende. Seguir instrucciones para comer, para dormir, seguir horarios, seguir indicaciones para el cuidado y el aseo personal, es un ejercicio de responsabilidad paternal frente a los niños y niñas pequeñas.

Existen varias razones por las cuales los niños requieren límites, horarios o rutinas, e inclusive algunas normas. Aquí te enumero algunas:

  1. Las normas y límites de acuerdo a la edad, proveen a los niños estrategias de afrontamiento, para resolver y solucionar situaciones conflictivas en su cotidianidad.
  2. Las rutinas funcionales les hacen sentir mayor seguridad pues les genera mayor percepción de autocontrol.
  3. Los horarios (no necesariamente estrictos), les organiza sus ritmos circadianos, su sistema metabólico, sus procesos fisiológicos, y sus dispositivos básicos de aprendizaje.
  4. Los límites impuestos por padres y familia, establecen (o deberían hacerlo), bases de relacionamiento social basadas en el respecto, la prudencia, la empatía y la justicia.

Ahora bien, ¿Cómo lograr que los niños tengan regulación, autocontrol y orden en sus vidas?, se puede iniciar teniendo verdaderamente firmeza y constancia, estas son las claves para lograr que los hijos tengan orden en sus ritmos circadianos, en su metabolismo y en sus prácticas personales y sociales. Algunos padres pueden pensar que los niños deben hacer lo que ellos quieren, comer lo que quieran y cuando quieran, dormir a la hora que sus cuerpos ya no puedan estar despiertos, y despertarse sin horarios, y aunque esto es algo cómodo y fácil para los padres y cuidadores, pues realmente no les exige ningún esfuerzo o no les genera conflicto alguno, realmente, no resulta beneficioso para los niños y niñas.

Para tener firmeza y constancia, se requiere tener objetivos educativos claros, acerca de la crianza y la formación de los niños, así que, padres y cuidadores, deben saber lo que quieren formar y educar en los hijos, ¿Qué es lo que desean que ellos aprendan?, ¿Qué clase de valores desean modelarles?, ¿Qué clase de principios desean impartirles?, ¿Qué clase de personas sueñan que sean los niños cuando crezcan?, etc. Al tener esto claro, como padres actuarás consecuentemente para lograr esto en los niños y niñas.

Es importante tener en cuenta que los niños son modelados, enseñados y formados todo el tiempo, asegurarte de ser el protagonista de su crianza, por encima de otros modeladores como los medios y redes de comunicación o los amigos o compañeros, puede garantizar que tus objetivos educativos se cumplirán con mayor probabilidad.

Como los niños deben aprender a obedecer, y seguir instrucciones de sus padres, es necesario que ejerzas autoridad prestigio, esto significa orientar a los hijos desde una posición de legitimidad, respeto y amor.  Cómo padres sabemos lo que nuestros hijos necesitan, reconocemos sus apetencias y caprichos por encima de sus necesidades, discernimos la causa de sus llantos, estamos conscientes de lo que adolecen y de sus logros, además, tenemos claro el tipo de temperamento que tienen, junto con el grado de madurez de su carácter. Toda esta información es la que te asegura que, al comenzar a direccionar su vida en hábitos y rutinas, lo hagas con sabiduría, prudencia, objetividad y respeto.

Otro aspecto fundamental, es que comprendas que, si tus hijos no aprenden a seguir tus instrucciones, difícilmente sabrán orientar o mandar a otros cuando crezcan. Un adagio popular dice “El que no sabe obedecer, dista mucho de saber mandar”. Quizás pueda ser incómodo iniciar la educación de la obediencia en tus hijos, pero vale la pena enseñarla en los primeros años, si tus hijos te obedecen en la primera infancia, seguramente aceptaran tus consejos cuando más lo necesiten en la pubertad, adolescencia y juventud. Es un hecho que si de pequeños, los niños no obedecen a sus padres, difícilmente cuando crezcan, acudirán a ellos, para que los orienten, pues los padres en ese tiempo, ya no serán figuras de respeto ni de autoridad.

Deseas orientaciones detalladas sobre ¿Qué hacer para que tu hijo te obedezca y siga tus sabias instrucciones? Escríbeme y consúltame, o también lee mis libros “los problemas de los padres de hoy” y “Padres con carácter”. www.psicoanacruz.com

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