NIÑOS QUE MANDAN A SUS PADRES…

by | Ago 31, 2020 | Uncategorized | 0 comments

Cuando se le da todo el poder al niño dentro de un hogar pueden suceder escenas como las siguientes:

Encuentro de amiguitos:

-Si sabe que ya salió el juego startack versión 9?

-En serio?, donde lo están vendiendo?-

– En la tienda donde siempre los compramos

– Huy, esta tarde llego y le digo a mi mamá que vayamos a comprarlo!

– A si no más..?

– Claro, mi mamá siempre hace lo que le pido!…

Lo anterior es una parte de una conversación entre dos amigos escolares, conversando a la hora de su descanso diario. Lo extraño en sí, no es sobre lo que conversan, sino la percepción que uno de ellos tiene acerca de la obediencia de su mamá.  Los padres de esta generación,  más que las anteriores, vivimos con demasiados compromisos, hay mucho que hacer, mucho que ver, mucho que conocer, mucho que vivir, y a veces el tiempo no nos alcanza,  no solo nos abruman los gastos, las cuentas, la cantidad de compromisos, nuestras listas de sueños y metas, sino además, la exigencia interna y externa por entregar mañana,  ciudadanos responsables, felices y realizados,  todo esto sin contar,  con la presión de generaciones pasadas que con “merecida” autoridad,  nos cuestionan nuestro rol de padres. Para muchos padres, esos comentarios no aplican, pero lamentablemente para otros cuantos sí.

Algunos casos de la consulta psicológica, son de padres que en términos generales no disfrutan serlo. Están agobiados con las “1358” teorías del mercado,  y más, cada dos segundos nacen nuevas propuestas, el ser padre debería ser una experiencia soñable para todos, pero la verdad,  es que hoy abundan muchas parejas que después de tres, cuatros o cinco años de matrimonio, todavía no esperan,  o mejor no quieren tener hijos.  La paternidad es además de un privilegio, -una gran responsabilidad- ,  es un deber mayúsculo,   capaz de alterar nuestros proyectos de vida personales, y un derecho que inclusive se puede perder por negligencia. La estructura familiar también ha cambiado, abundan las familiares uniparentales y las familias mezcladas. De hecho para algunos,  éstas últimas son lo mejor en cuanto a autenticidad en las relaciones, pues al interior de la familia típica nuclear,  no siempre se vivencia la lealtad y la fidelidad.

Lo cierto es que hay familias en crisis, pero la familia como estructura básica de una sociedad nunca ha estado en crisis,  se nos entregó un modelo donde las funciones, y los roles están claramente diseñados.  La familia es la escuela del amor y de las virtudes, es el lugar a donde todos regresamos, es la base de nuestra identidad personal.  Y en esa estructura familiar, se posiciona  la autoridad como un deber y como un derecho, basada en el servicio,  y patrocinada por la lógica de la naturaleza.

Padre y madre se complementan, no compiten, se unen, porque son más que un equipo, llegan a ser uno solo, no son perfectos, pero si perfectibles, se unieron no solo para compartir su amor, sino para transmitirlo a otros, -para trascender-.  Por eso cuando llegan los hijos, la emoción se mezcla con miedo, la alegría se empaña con la inexperiencia, pero el amor se multiplica cada día.  Se le quiere dar todo y más a ese hijo, y en algunos casos,  se cae en una excesiva atención, descuidando inclusive a la pareja. Se le quiere proveer de todo y más, y en algunos casos, la alcoba de los niños termina convertida en un pequeño almacén. Se le quiere dar gusto a todas sus apetencias, y en el diario vivir, la convivencia dinamiza los roles de manera muy extraña.

En algún momento de la crianza, la sobreabundancia de atención, los cientos de objetos tangibles, y los deseos cumplidos, hace que el niño perciba que el mundo está a su servicio, más aún, que él tiene el mundo a sus pies….

Nuestros hijos pueden tener  voz y voto, pero en algunos momentos, solo deben tener voz, pues en ciertas situaciones, el voto debe ser responsabilidad de los padres,  nuestros hijos deben aprender que el voto es un derecho, que  se va adquiriendo  con la edad,  y que se valida y se autentica, con la madurez de sus actos y la responsabilidad en sus decisiones.  El ejercicio de sus derechos implica el cumplimiento de sus deberes, el ser hijo, implica saber obedecer,  para posteriormente saber mandar, un ser humano que desobedece, es un ser humano que no sabe mandar, y esto se aprende en casa, de la forma como los padres ejerzamos nuestra autoridad frente a ellos, y de la forma como ellos nos obedezcan.

Extracto capítulo 1 del libro “Los problemas de los padres de hoy”