Si a tus hijos les cuesta adaptarse a nuevas situaciones y dependen en gran manera de un adulto cuando podrían será autónomos e independientes, podríamos hablar de una crianza sobreprotectora. Ahora, este no es un indicador único, la mayoría de los niños sobreprotegidos están acostumbrados a que les hagan las cosas y les sirvan, de pequeños, los adultos ceden ante sus pataletas y berrinches, y en lugar de hacerlos sentir que son parte de la familia, los crían tratándolos como el centro de todo, es decir, todo gira en torno al pequeño, son hijos con baja tolerancia a la frustración, con llantos constantes, con inseguridades, con bajo seguimiento instruccional y también caprichosos, la mayoría tienen dificultades de adaptación al preescolar y al colegio. Al crecer no todo mejora, al contrario, no hacen las tareas sin ayuda, no son colaboradores o serviciales, tienen un sentido deformado de la justicia, por lo general se quejan antes de hacer las tareas o ante el pedido de que deben esforzarse, exigen sus derechos en situaciones de desobediencia, buscan su propio provecho, e inclusive, aprenden a conseguir lo que quieren con distintas estrategias de chantaje o engaño.
Al entrevistar a niños o adolescentes que han sido educados en ambientes sobreprotectores, es notable su baja tolerancia, su mal humor, sus quejas ante las exigencias, su desánimo a la vida, su falta de pasión, sus miedos generalmente encubiertos, su inseguridad manifiesta, se sienten torpes y algunos inútiles, manifiestan alteraciones en su autoestima, no expresan seguridad e iniciativa, sufren socialmente porque tienen dificultades para relacionarse, y se quejan de que no los comprenden, de que los excluyen, en situaciones de desafío, algunos se acobardan, muchos terminan siendo susceptibles al bullying, a la discriminación, a las automutilaciones, al consumo de SPA, a los conflictos de identidad, a trastornos del estado de ánimo, a conductas depresivas, a la ideación suicida, o a las diferentes adicciones incluyendo a redes y medios sociales y a los abusos de distinta índole (cibernético, sexual, psicológico, social, etc).
Por otra parte, al entrevistar a padres de hijos pequeños encuentro padres inseguros que temen y no saben establecer límites, no están conscientes de la importancia de la autoridad y no saben cómo ejercerla. Ven por los ojos de sus hijos y más que padres, se comportan frente a sus pequeños como súbditos al servicio de un pequeño emperador. También cuando entrevisto padres de hijos adolescentes, que han criado a sus hijos con estilos sobreprotectores, encuentro papás y mamás agotados de la crianza, desanimados ante los resultados y desesperanzados ante el futuro de su hijo o hija. Manifiestan que ahora sus hijos teens y adolescentes son perezosos, flojos, caprichosos, respondones o discutidores expresan irreverencia, egoísmo, insensibilidad ante las necesidades de los demás, algunos son asociales y nada les satisface, y lo que más aflige a estos papás, es que sus hijos se convirtieron en seres demandantes, exigentes, recriminadores, con actitud constante de victimización e inseguridad y hasta chantajistas.
Para algunos, la sobreprotección más que un estilo de crianza es una tragedia más de nuestro siglo, algunas familias pasaron de tener hijos que pretendían lograrlo todo buscando autonomía, independencia y autosuficiencia desde la adolescencia, a tener u observar hijos que pudiendo lograr todo, se sienten incapaces, inseguros y activamente pasivos ante su vida y su futuro. Algunos hijos han sido educados para vivir en dependencia total de sus padres, viviendo cómodamente al lado de su familia quien les soluciona los problemas que ellos mismos podrían o tendrían que solucionar… padres quienes los ayudan en lo más básico, quienes les terminan las actividades porque ellos no lo hacen, quienes tienen que motivarles y casi pagarles para que estudien y ya grandes trabajen, padres que llenando sus vacíos y camuflando sus miedos, complacen en extremo a sus hijos en gustos irrelevantes y superfluos. Los hijos sobreprotegidos son personas que expresan inseguridad, inconstancia, debilidad, pero también egoísmo, piensan solo en ellos, no siempre saben dar ni compartir, muchas veces solo buscan recibir cosas de los demás, se les dificulta identificar las soluciones ante sus problemas, todo puede ser un drama para ellos, todo puede ser amenazante y temeroso para ellos, y obviamente, desde la segunda infancia, ya sus padres sienten que no tienen dominio sobre ellos, y no saben cómo direccionar su educación y crianza.
Existen muchas formas de sobreproteger a los hijos, algunos padres de una sola forma y otros combinando varias, están los padres que quieren arreglar las dificultades con dinero o compra de regalos, lo que ocasiona que los hijos desarrollen insatisfacción crónica a mediano y largo plazo, están los padres que buscan que sus hijos se conviertan en lo que ellos no pudieron lograr o lo que ellos pretenden que sean, transfiriéndoles sus frustraciones y sometiéndolos a presiones que alteran su desarrollo socio afectivo. Están los padres que están en control excesivo y presencia desbordada en todos los tiempos y experiencias de sus hijos donde ellos son defendidos a capa y espada, aún de sus propios errores, generándoles inconsciencia de sus propias equivocaciones. Están los padres con actitudes agresivas ante los demás en especial al sistema educativo, todo para sacar ventaja de las situaciones y ocasionando en los hijos una actitud de confusión, victimización y falsa vulnerabilidad ante el mundo. Están los padres que van solucionando cada dificultad que se le presenta a los hijos, incapacitándolos para solucionar las dificultades de la vida, y haciendo de ellos dependientes, cómodos, pasivos e inseguros, son padres superhéroes que alimentan su ego paterno o materno de forma egoísta y sin visión.
¿Cuál es la razón por la cual algunos padres terminan sobreprotegiendo a sus hijos? Realmente pueden existir múltiples razones, por ejemplo, la edad en que la pareja decide tener hijos, algunos estudios indican que a mayor edad mayor sobreprotección, algunos padres pueden sobreproteger por ignorancia de las capacidades y el potencial de los niños, otros padres lo hacen por sentir mucho miedo a repetir patrones de crianza autoritarios o punitivos, otros padres lo hacen al tener una percepción distorsionada de su hijo, lo ven como víctima y presa fácil de una sociedad impía y cruel. Otros padres son sobreprotectores porque tienen demasiado miedo al futuro, algunos también sobreprotegen luchando para tener una autoimagen aceptable frente a los hijos, la que ellos mismos no sintieron hacia sus progenitores. Algunos padres lo hacen porque no quieren ejercer autoridad prestigio, ni valoran los límites como parte del desarrollo madurativo de los niños. En otros padres su sobre proteccionismo se debe a un trastorno de ansiedad encubierto o manifiesto, que no han resuelto de manera personal. Otros también tienen alteraciones de autoestima que les genera dependencia hacia sus hijos. Y una gran mayoría, terminan sobreprotegiendo por su confuso manejo de su afectividad frente a sus hijos, los ven inmaduros, vulnerables, bebés, etc., muchos terminan cediendo a chantajes y manipulación creyendo que así sus hijos los querrán más.
¿Ahora bien, como evitar sobreproteger a nuestros hijos con nuestra crianza?
- Con respecto a tu pasado, debes resolver los vacíos, carencias y conflictos que viviste durante tu propia infancia y adolescencia, los sentimientos de culpa, el miedo a las críticas, el miedo a repetir patrones de crianza extremos, las alteraciones de autoestima, la falta de carácter, etc. Todo esto y más, puede malograr la crianza con tus hijos. Libérate de tu pasado para vivir una maternidad o paternidad según las necesidades de tu hijo y de acuerdo a las características de esta generación.
- Recuerda que amar a tu hijo no necesariamente es facilitarle y proporcionarle todo en la vida. El amor da libertad de ser y de hacer. Necesitarás ser paciente, firme y constante. Requerirás ser consciente de los límites y normas que deseas impartir a tus hijos.
- Afronta y resuelve tus propios miedos, por ejemplo, el temor que puedes tener al ver crecer a tus hijos y darles libertad. Si tu pudiste, ellos también.
- No le hagas las cosas que él o ella saben hacer o deberían hacer por si solos.
- Debes estar seguro de tu rol de padre o de madre, algunos padres se sienten seguros e importantes si siempre están al lado su hijo, pero esto es asfixiante para los hijos y agotador para los padres.
- Es necesario que conozcas a tus hijos, que tengas claridad sobre sus habilidades, talentos, dones, y madurez, para que no desconfíes de sus capacidades en todo momento y lugar.
- Teniendo en cuenta la edad de tus hijos, evita tomar decisiones que solo él o ella deben tomar según su madurez e inteligencia.
- Cuida tu lenguaje delante de tus hijos, evita la comunicación rotulante y temerosa, que pueda afectarles en sus creencias y convicciones.
- Mantén objetividad en tu crianza conectando a tus hijos a la realidad, son parte de la sociedad no son el centro, tu crianza debe generarles tolerancia a la frustración y resiliencia, no lo contrario, debilidad e intolerancia. Recuerda que muchas veces tendrás que decir “no” en lugar de ceder y decir “si” porque estás educando para que vivan su vida sin ti y para que sean felices realmente.
- Comprende que hay espacios en la crianza para expresar afectividad positiva, y otros muy demarcados según la circunstancia o el momento donde se requiere autoridad prestigio. El balance entre estos dos, es clave para la buena crianza, por supuesto, la comunicación asertiva es la catalizadora entre la autoridad y la afectividad.
Recuerda que proteger o cuidar en exceso a los hijos, los incapacita, los estanca, los inhabilita, y los estresa crónicamente, porque lejos de que sean simplemente mimados, van a ser infelices y van a tener dificultades a nivel personal, familiar y social, tendrán dificultades para comprender la norma, los límites, no asimilarán con claridad su propósito de vida, vivirán infelices, ansiosos, con inseguridad, nerviosos y con un sentido deformado de la felicidad. Nunca olvides que tus hijos tendrán que afrontar retos y desafíos por si solos, así que tu crianza debe fomentarles responsabilidad y valentía, y no lo contrario, para ello, debes renunciar hoy mismo a perpetuar patrones de crianza ante ellos, estos patrones de crianza están dañando la niñez y la juventud, apartándolos de su destino glorioso y victorioso.
Siempre he dicho que la familia es la escuela del amor y de las virtudes, es el lugar donde experimentamos la convivencia, donde aprendemos a resolver problemas y a socializar, es el lugar donde aprendemos a amar de verdad, a respetar los límites y las normas, es el lugar donde nos debemos sentir amados, aceptados, valorados y respetados, Los padres somos los que enseñamos autoregulación, corregimos comportamientos inadecuados, generamos madurez en nuestros hijos, somos los encargados de su percepción de seguridad, y para lograr todo esto, debemos proteger y nunca sobreproteger.
Si deseas orientación al respecto contáctame hoy mismo.