¿Cómo puede ser, que después de semejante sufrimiento, ahora estés alegre, animado, lleno de fuerza, optimista y ayudando a otros?, ¿Cómo puede ser, que lo que te paso no haya apagado tu vida, y ahora después de un tiempo, te levantas y hasta agradeces la desgracia que viviste?… Si no eres ninguno de estos dos casos, seguramente conoces alguno así. Personas que han logrado crecer después de un evento traumático, personas que han dicho “estoy aquí”, y han elegido disfrutar y seguir adelante en lugar de sentirse miserables. A esto se le llama crecimiento postraumático.
De una u otra manera, todos los seres humanos, hemos vivido situaciones desafortunadas, estresantes o desafiantes, donde nos hemos sentido sobrepasados por las circunstancias, -momentos de rechazo, desolación, muerte, guerra, violencia, enfermedad, abusos, destrucción, miseria, división, entre otros-, conforman eventos traumáticos, que en muchos ocasiones, han llevado a algunas personas, a padecer enfermedades crónicas, gastar los días con desánimo, depresión, aislamiento, soledad, y en nefastos casos llegar a la muerte. Sin embargo, hechos similares, han llevado a otras personas, a tener ajustes funcionales, a cambiar positivamente, como resultado del proceso de lucha que la persona emprende a partir de dicha situación.
El crecimiento postraumático puede llegar a transformar significativamente una persona, tanto que sus relaciones inter e intra personales se mejoran, comienza a valorar más a su familia, amigos y círculo de conocidos, se vuelve más compasivo con los demás, establece mayor profundidad en sus relaciones. Las personas refieren de sí mismas, que tienen mayor seguridad, mejor auto concepto, mayor resiliencia, sabiduría y fuerza. Son personas que han soportado demasiado, al punto de revaluar su filosofía de vida, y apreciar diariamente, cosas que antes no podrían haber sido ni siquiera percibidas.
Y es que, el crecimiento postraumático, supone bienestar psicológico, donde la persona trabaja en su autonomía, dominio de su medio ambiente, relaciones positivas, apertura frente a lo desconocido, propósito de vida y auto aceptación. Es un cambio realmente positivo en su lucha contra la adversidad, donde el proceso terapéutico trabajará con las valoraciones y auto esquemas cognitivos, para intentar transformar estados emocionales negativos, como culpa, vergüenza, ira, rabia, a estados emocionales positivos, como la esperanza, la alegría y el optimismo.
Es por esto, que los traumas y los acontecimientos desafortunados, aunque no lo parezcan, suponen una oportunidad para tomar conciencia, y reestructurar la forma de entender el mundo, pudiéndose construir nuevos sistemas de valores, aumentando la fuerza interior, afianzando un sentido más fuerte de espiritualidad, percibiendo la vida con un color diferente al negro o gris, valorando la cortedad de la vida, y permitiéndose recomenzar a vivir.
Si estás viviendo estrés postraumático, o alguna situación desafortunada a nivel personal o familiar, por favor recuerda, que eres una persona con una insospechada fortaleza ante los embates de la vida, eres más fuerte de que lo que tú mismo crees, seguramente tienes gran resistencia, cuentas con virtud y capacidad, y puedes salir psicológicamente casi ileso de dicho trance, así que, si requieres orientación para aprender de la experiencia traumática, y progresar a partir de ella, no dudes en consultarme, todo estrés postraumático conlleva potencialmente a un crecimiento postraumático.