En verdad no se trata simplemente de no estar triste, la depresión puede ser un gran problema para las personas porque afecta todo su desempeño vital, es una condición que incapacita a quienes la padecen, no solo para ser felices, sino para disfrutar realmente su existencia y para tener una calidad de vida digna a todo ser humano. Lamentablemente, muchos llegan a semejante oscuridad poco a poco, porque paulatinamente van apagando luces en su vida, y de forma progresiva van perdiendo cosas, tiempo, momentos, ganas, oportunidades, ánimo, sueños, sentido y propósito de vida, sin darsen cuenta, se adentran en el truculento mundo de la depresión, algunos desafortunadamente, solo son conscientes de ella, cuando tienen ideación suicida, y en otros casos, cuando tienen intentos de suicidio.
Ahora bien, todos los seres humanos, hemos tenido momentos desafortunados, crisis de vida, y situaciones tan dolorosas, que nos han afectado al punto de sentirnos deprimidos, en algún momento, cada persona ha tenido que experimentar esas emociones, esas sensaciones, ese vacío, ese desconsuelo, esa tristeza, ese dolor, ese sinsentido, ese despropósito y ese desánimo. Afortunadamente, muchos han logrado salir de ese estado y han logrado controlar ese rasgo. La cuestión es, que muchos casos de depresión pueden prevenirse, pero desafortunadamente, al no estar conscientes de ciertos signos y señales, algunas personas pueden dejar avanzar este estado, alterando negativamente el ritmo de sus vidas quizás para siempre.
Entonces, ¿qué es importante tener en cuenta, a la hora de evitar caer en depresión?, ten en cuenta que después de algún evento traumático, doloroso, negativo, se genera un estrés postraumático que altera a la persona en todas sus dimensiones, es decir, en su área física, cognitiva, emocional, mental y social, por lo que se aumenta la probabilidad de iniciar con cuadros depresivos manifestados en estos casos con tristeza, desconcentración o dispersión, llanto recurrente, somnolencia o insomnio, aislamientos, irritabilidad, etc. Se hace necesario el acompañamiento afectivo familiar y en muchos casos la orientación terapéutica.
Algunas veces, las personas tienen situaciones y episodios, que les ocasionan grandes o profundas frustraciones, por ejemplo, cuando se altera los proyectos de vida, cuando suceden separaciones, rupturas de pareja, divorcios o accidentes, cuando la persona percibe desorientación vocacional, aburrimiento laboral o escolar, descontento con el ambiente en general, la persona puede expresar cuadros de ansiedad, ataques de pánico, llanto recurrente y reacciones desproporcionadas a las situaciones sin aparente motivo. Esto amerita la atención médica y terapéutica ya que pueden terminar en ideación suicida.
En otras ocasiones, no se trata de algún hecho específico, de hecho, muchas personas viven en constante insatisfacción de sus vidas, por ejemplo, cuando no se acepta la realidad en que viven, cuando hay un descontento en áreas vitales como la vida de conyugal o de pareja, la paternidad, la maternidad, el trabajo, el estudio, el círculo social o el tipo de amigos, también cuando hay una condición limitante a nivel físico o una enfermedad prevalente. Y frente a esto, lo que hay que tener en cuenta, es que se requiere estar en constante vigilancia, tanto quienes rodean a las personas, como ellas mismas.
Así que puedes comenzar analizando tu situación de vida e identificando los riesgos, tomando decisiones al respecto y cuidando detalles a diario, para prevenir señales que al no controlarlas te pueden llevar a la depresión.
Por esto, a diario, examina tu vitalidad y energía, a menudo las personas que se van deprimiendo, sufren de una disminución de energía tan desgastante, que algunas veces son diagnosticadas con fatiga crónica, cuando las personas se sienten “Down”, se altera su hábito de sueño y se sienten abrumadas, estresadas y presionadas. Por ello, necesitas reconocer el nivel de tu energía y vitalidad diaria, para salvaguardar tu salud química y que tus niveles de serotonina, oxitocina y dopamina, estén en niveles equilibrados y estables. En caso de reconocer bajos estados, necesitas realizar los ajustes necesarios, comenzando por lo que te resulte más fácil, por ejemplo, dieta alimenticia, práctica deportiva y/o artística, ejercicios cerebrales, etc.
También es muy importante prestarle atención a tu productividad, las personas con tendencia a la depresión a menudo pueden llegar a tener dificultades para concentrarse y terminar eficaz y eficientemente las tareas, manifiestan una alta tendencia a procrastinar, o inclusive, van disminuyendo su desempeño laboral, académico, y aplazan con frecuencia tareas en casa. En estos casos resulta prudente llevar listas de actividades, planeadores, e inclusive, tener un partner como apoyo vigilante para la ejecución de actividades.
Otro signo necesario a tener en cuenta, es la socialización, generalmente, las personas con depresión no les gusta socializar, interactuar o conectarse con otros, paulatinamente comienzan a aislarse, se excusan ante los compromisos sociales, evaden encuentros con terceros, desprecian la utilidad del contacto con otros, inclusive dentro de la propia familia, este aislamiento social, también incluye redes sociales, y familia extensa. En estos casos, el caer en cuenta de que las relaciones sociales nutren, fortalecen las actitudes positivas, y generan redes de apoyo, es vital para no caer en aislamiento social, así que ten en cuenta que, es beneficioso aceptar compromisos de forma prudente y progresiva.
Por otro lado, un signo que generalmente la familia detecta primero, es el descuido en hábitos y rutinas básicos operativos, aunque la persona puede estar consciente, parece no importarle, entonces su higiene disminuye, incluida su higiene dental, y corporal, su higiene del sueño, durmiendo de más, o casi nada, y de manera similar, con los hábitos de alimentación que denotan disminución de alimentos en cantidad y calidad. Esto sucede porque a la persona con depresión todo le cuesta, todo le parece difícil y muchas rutinas le resultan abrumadoras. En este caso, la familia con adecuados lenguajes del amor, puede ayudar y revertir este tipo de conductas.
Y finalmente, un signo no tan evidente para algunos, pero que puede ser depresión en sus primeros estados es la irritabilidad, cuando las personas se “vuelven” como -dicen algunos- de mal genio, amargados, irascibles, cuando en lugar de proactividad la persona expresa reactividad. Estudiosos de éste tema, han dicho que la depresión a menudo se conoce como la ira hacia adentro, por tanto, el trabajo terapéutico en estos casos, tenderá a identificar situaciones y acciones que ameriten cambio de ánimo, además del trabajo de discernimiento para que las personas valoren razonablemente los hechos que les suceden.
Recuerda que lo que debes tener en cuenta es el detalle de los pequeños hábitos de estilo de vida, ellos pueden hacer la diferencia, un grupo de verdadero interés o una red de amigos pueden ser muy significativos en estos casos, inclusive, mucho más que la propia familia. No olvides que la depresión es una condición que no se debe dejar avanza por nada del mundo, se requiere orientación terapéutica interdisciplinaria e implementar cambios progresivos en los hábitos, en los pensamientos y las creencias, y lógicamente en el área psico-afectiva. Para saber amarte, necesitas reconocer señales que te pueden llegar a enfermar, implementar planes de acción y darle seguimiento oportuno a tus días y noches. Recuerda que eres muy importante así que préstale atención a tú vida y evita la depresión en cualquiera de sus manifestaciones.