SER LA MEJOR PAREJA DEL UNIVERSO…

by | Mar 14, 2022 | Uncategorized | 0 comments

“Llevo 35 años de feliz matrimonio con mi esposa, no me imagino mi vida sin ella, la amo muchísimo…”, estas son las palabras de un amigo cuando le preguntan sobre su vida conyugal, es un testimonio vivo y cercano de que, si existe la felicidad conyugal, de que, si existen las parejas saludables y de que el amor en lugar de menguar, si se puede fortalecer con el tiempo y no lo contrario. Ahora bien, no se trata de suerte, tampoco es coincidencia, esta pareja de amigos, ha sido muy intencional en su propósito de amarse, respetarse y valorarse toda su vida, desde antes de casarse y después de hacerlo.

Desafortunadamente, tenemos que admitir que no siempre nuestra cultura es pro-parejas, al contrario, el consumismo, el hedonismo y la vida light, entre otras cosas, patrocinan el individualismo, el egoísmo y la insatisfacción constante. A diario se observan personas emparejadas cautivas con angustia, miedo, desconfianza, egoísmo, apariencias y rechazo, parejas sumidas en una oscuridad, donde no pueden mirarse claramente a sí mismos, viviendo incapaces de vislumbrar las necesidades reales del otro o la otra, e inclusive, evitando satisfacerlas… muchos hemos pasado por ahí, ya sea en el falso papel de victimarios o de víctimas.

Algunos estudios sobre la satisfacción de las parejas, destacan variables como la salud psicológica, mental y física de las personas, como predictores de felicidad y éxito, esto confirma, que es más importante trabajar en sí mismo antes de buscar pareja, y mucho menos pretender que sea el otro o la otra, quien cambie antes que uno.

Con respecto a variables que afectan la conyugalidad, los estudios enumeran múltiples factores para su éxito o fracaso. Dentro de su éxito, destacan las variables de bienestar psicológico, madurez, educación, contextos culturales similares, equilibrio económico – laboral, y comunicación asertiva. Por otro lado, variables que pueden llevar al fracaso, se relacionan con personalidades con rasgos neuróticos o difíciles, estilos de apego inseguros o vínculos conflictivos, alteraciones de autoestima, creencias – normas y valores contrarios, y bajo sentido del humor.

Igualmente, otros estudios indican que el sexo prematrimonial, el nacimiento prematrimonial, la cohabitación y heterogamia racial y religiosa, pueden también restar valor a la estabilidad marital.  Y definitivamente, variables claves para el éxito o el fracaso conyugal, se relacionan directamente con la manera como se expresa el afecto, el tiempo libre compartido, la comunicación, la sexualidad, el compromiso y la forma como se resuelven los conflictos,

Muchas personas me han pedido orientación para ser mejores parejas, ya sea que estén en su noviazgo, o que lleven años de matrimonio, y es que, para muchos, las relaciones de pareja no son simplemente difíciles, son todo un misterio, sin embargo, lejos de desconocer los resultados de los estudios mencionados anteriormente, es muy significativo el hecho, de que al ser mejor persona y mejor ser humano, la probabilidad de ser mejor pareja aumenta proporcionalmente.

Un hombre o mujer con madurez de carácter, con adecuada autoestima, con alta estabilidad emocional, con una escala compartida de principios y valores morales y éticos, con alta inteligencia espiritual, con habilidades de resolución de conflictos de comunicación asertiva, y con un pasado superado, tiene grandes probabilidades de que, al enamorarse, será una pareja amorosa, perseverante, comprometida y muy responsable.

Cuando una persona inmadura, antiética, con valores contrarios, inestable, con alteraciones de autoestima, con vacíos y traumas internos no resueltos, se convierte en pareja; probablemente, no disfrutará de su relación cómo espera, sino que, exigirá cuando no debería hacerlo, tendrá expectativas irreales, romantizará disfuncionalmente la relación, idealizará el amor, discutirá más por menos, constantemente se sentirá incompleto/a, condicionará sus sentimientos, será incapaz de amar sin medida, e inevitablemente, terminará manipulando, traicionando, engañando, mintiendo, o claudicando.

Lamentablemente, cuando escucho las dificultades de pareja o conyugales de muchas mujeres y hombres en consulta, hay un trasfondo en ellos de temor, temor al rechazo de su pareja, temor a no ser amado o amada por el otro, temor a ser engañados, burlados, traicionados, despreciados, temor a no ser suficientes para el otro, o que su pareja no sea suficiente para ellos, temor a dejarse o no dejarse sujetar al otro, temor a dejar de amar a su pareja, a no prosperar, a un futuro incierto, etc. En temas íntimos y privados, manifiestan temor a la anorgasmia, a las desviaciones e inmoralidades sexuales, a que su pareja se canse de ellos, de su físico y de su sexualidad, temor al engaño, al adulterio y la fornicación. En fin, muchos temores que afectan tanto, que al final, en algunos casos ocasionan la ruptura total.

Por esto es muy importante trabajar en los temores propios y vencerlos, analizar las pautas de crianza con las que se creció y se fue criado en casa y familia, es importante tener claridades en los estilos de autoridad recibidos, en los modelos de comunicación modelados, y en las costumbres de convivencia. Sera importante también, superar los traumas del pasado personal y de pasadas relaciones, conocer el ego, tener un conocimiento de sí mismo tan definido, que se tenga claridad con respecto a las debilidades del ego y la inmadurez de carácter. También es importante haber realizado procesos de perdón frente a padres y familiares requeridos, y tener superado el egoísmo y la mezquindad en todas o la mayoría de sus formas.

Para ser buena pareja, se necesita ser buena persona consigo mismo, amarse, quererse, llevar una vida consecuente a esto, una persona que se ama y se quiere a sí misma, se le nota en sus hábitos diarios, en sus costumbres y en su manera de hablar. Para ser buena pareja, se necesita valorarse a sí mismo, una persona que realmente se valora, mejora con el transcurrir del tiempo y no lo contrario, es sincera, honesta, fiel y leal, es disciplinada en sus intereses y pasiones, y tiene claro su propósito de vida. Para ser buena pareja, se necesita aceptarse a sí mismo, una persona que se acepta tiene la capacidad de perdonarse y perdonar a otros, pasar la página y disfrutar la vida, comprender sus límites, pero también sus habilidades, complementar a su pareja en lugar de competir con ella.

Para ser buena pareja, se necesita respetarse y respetar, cuando una persona vive realmente el respeto, se responsabiliza de su crecimiento espiritual, emocional, mental y conductual, y de esta manera, tiene autoridad moral para apoyar a su pareja, ayudándola a crecer como persona y como ser humano, sin caer en la manipulación, en el control, en los celos, en la hipocresía, o en la indiferencia. Para ser buena pareja, se necesita tener fe, una persona que confía y tiene esperanza, enfocará su energía y vitalidad en el funcionamiento de la pareja y no en temores y disolución, trabajará en la unidad, tendrá siempre ánimo para emprender proyectos “nos”, y no necesitará que lo anden o la anden motivando para continuar. Para ser una buena pareja, se necesita sabiduría para entender el rol como pareja, y posteriormente el rol como padre o madre cuando llegan los hijos, una persona que, en pareja, ejerce el rol asignado naturalmente, vive sin sobrecargos, y evita el estrés de hacer cosas o llamados inútiles o impuestos irracionalmente por la cultura o la moda.

Así que el llamado para ti que eres pareja o que estás pensando en serlo, es trabajar primeramente en ti, elige pensar sabiamente, hablar asertivamente, mirar amistosamente, perdonar humildemente y amar verdaderamente. Eres un ser humano maravilloso, cuando logres ser feliz contigo mismo, aumentarás tu potencial, tendrás revelación del amor puro no contaminado ni alterado, y te convertirás en la mejor pareja del mundo, añorarás comprometerte, querrás confesar y cumplir pactos, tanto en privado como en público, y disfrutarás el resto de tu vida, al lado de una persona que más que tu alma gemela, terminará siendo el complemento y la fusión de tu propia alma.