¿Te ha pasado que tienes deseos de llorar y no sabes por qué?, ¿has tenido momentos donde te quieres desconectar de todo y de todos? O quizás, ¿has reaccionado desproporcionadamente a estímulos que incluso tú mismo(a) quedas sorprendido(a)? ¿Has respondido exactamente como lo harían tus padres o familiares con patrones de conducta, que siempre rechazaste de ellos?, ¿Tristemente te has dado cuenta que realmente no has superado una situación a pesar de “decirte” que sí?, ¿Te has sentido tan mal y con cargas en tu espalda, que quieres desesperadamente abrir tu corazón y extender tu mano para recibir ayuda?
Hay momentos donde las situaciones y los hechos, no parecen tener explicación, sin embargo, cuando miramos atrás, cuando decidimos detallar en retrospectiva y revisamos el pasado, la cruda verdad es que, aunque nos neguemos a reconocer, realmente encontramos heridas, llagas, y lesiones físicas, emocionales y afectivas, que han originado mucho dolor, y han determinado negativamente conductas y patrones de pensamiento, afectando nuestro comportamiento día a día, y ocasionando situaciones lamentables en nuestra vida y entorno, es que de hecho, ciertos comportamientos adaptativos a los traumas, no son efectivos con el transcurrir del tiempo.
Si hay algo que el tiempo no cura sino oculta son los traumas. Estos no siempre se ven a simple vista, a veces notamos simplemente señales de que los tenemos cuando sucede algo grande y malo, y es en esos momentos, donde hay mayor sensibilidad para mirar hacia atrás, entendiendo posibles causas de lo sucedido. No obstante, no basta con entender, se requiere comprender, es decir, tener un elevado nivel de consciencia, para admitir la necesidad de superar y perdonar el pasado, cortando o anulando su efecto en el presente.
Te has preguntado, ¿Cuántas cosas desafortunadas te han sucedido por causa de situaciones vividas anteriormente, y que no has podido resolver y superar? Situaciones de tu pasado que marcaron negativamente en tu percepción de la vida, en tu manera de pensar, y en tu manera de reaccionar, son posiblemente situaciones que generaron TRAUMAS en tu vida, y que, para este momento, ya se encuentran alojados en tu cuerpo biológico y se han manifestado en tus actitudes, valores y patrones de conducta.
Existen dos grandes clasificaciones para los traumas, se consideran grandes traumas los ocasionados directa o indirectamente por accidentes, guerras, desastres naturales, asaltos, agresiones sexuales y físicas, duelos, y en general experiencias que amenazan la vida; y, se consideran traumas menores, aquellos que pueden suceder con más frecuencia pero que igual son muy angustiantes para las personas, afectándolas a nivel personal, que pueden ser ocasionados por abusos emocionales, rechazos, negligencia, abusos verbales, muertes de mascotas, pérdida de relaciones importantes, entre otros. Sin embargo, sin importar si son grandes traumas o no, todo trauma es perturbador, incapacitante y muy doloroso.
Los traumas generan distintos tipos de dolor y de angustia, no solamente emocional, también físico y psicológico. Dolores que cargan el corazón y la mente, y no permiten que la persona avance y progrese, más aún, generan estancamiento, amargura, y despropósito de vida. ¿Puedes reconocer los dolores de tu vida? ¿Identificas la causa emocional y afectiva de algunos dolores físicos que has padecido?, los dolores no son figurativos, son literales, las personas no se los inventan, no los exageran, son muy reales, de-sangrantes y brutalmente incapacitantes.
La distancia de un evento traumático, ya sea que haya pasado en la infancia, en la adolescencia o en la madurez, no hace diferencia con relación a la interpretación que el cuerpo hace de dichos eventos. Sean 5, 10, 20, 30 o más años, que han transcurrido desde el momento del trauma, éste busca maneras de canalizar el dolor y la angustia reprimida. La siguiente es una lista de algunas condiciones físicas y psicológicas, que los traumas pueden ocasionar en la salud de los seres humanos:
- Conductas adictivas
- Trastornos de alimentación
- Sobrepeso
- Depresión e ideas suicidas
- Insomnio y problemas para dormir
- Dolores físicos constantes de espalda, cuello, musculares, entre otros.
- Alteraciones y/o disminución de autoestima, auto-concepto, autoimagen, autoeficacia, y auto comparación con otros. Autocrítica feroz consigo mismo. Actitud defensiva constante.
- Alteraciones en los dispositivos básicos de aprendizaje: baja y/o distorsión de memoria, inatención, dispersión, baja resolución de problemas.
- Patrones de pensamiento disfuncionales y lenguaje interno negativo (soy amargado, malo, triste, pesimista, por mencionar algunos).
- Alteraciones en la biología del cerebro y daños neurológicos.
- Alteraciones en el desempeño, pesadez, lentitud, ineficacia.
- Cambios en el tejido muscular.
- Alteraciones del sistema hormonal
- Ansiedad y ataques de pánico. Inseguridad.
- Hipersensibilidad sensorial a luces, ruidos, olores, e inclusive sitios
- Disminución en la capacidad para reaccionar asertivamente. Actitud de petrificación o congelación ante situaciones tensas o peligrosas.
- Baja capacidad para comprender a otros o ponerse en su lugar.
- Actitud de negación y evasión frente situaciones de crisis, de confrontación o de crítica.
- Actitudes de manipulación y necesidad de controlar a otros o al entorno.
- Actitud de escapismo ante situaciones de tensión y crisis. Se desasocia a menudo.
- Actitudes de avaricia y ambición descontrolada.
- Activismo constante. Necesidad de mantenerse ocupado
- Actitudes de culpabilidad y auto responsabilidad de las emociones de otros.
- Cambios bioquímicos, físicos y eléctricos en el cuerpo y especialmente en los hemisferios cerebrales y centros emocionales.
- Alteración y negativa gestión en recursos y dinero.
Cuando una persona tiene traumas no resueltos, su dolor puede tomar cauces inesperados, con el tiempo, construye una barrera tan elaborada que espíritu, alma y cuerpo, quedan aprisionados e incapacitados, para responder adecuadamente a las necesidades de la vida, a su vez, el dolor crónico genera un alto grado de estrés y tensión, provocando inclusive cambios físicos, modificando hasta la forma del cuerpo. Este es el círculo vicioso de una persona con traumas no resueltos donde literalmente queda atrapada.
¿Cómo se superan los traumas?
El enfoque debe ser integral y holístico. Debes saber que todo trauma se aborda desde la identificación y confrontación, pero de manera compasiva e informada, no basta con creer que a otros les ha pasado lo mismo o cosas peores, el dolor es dolor, y depende de los recursos que la persona tenga, entre ellos la resiliencia y la capacidad para manejar el estrés. Se busca superar los traumas para que la persona pueda aumentar su nivel de vida plena, y “manejar” ese pasado tormentoso, para que nunca más afecte el presente.
¿Los caminos para solucionar los dolores causados por traumas en tu vida, no te han funcionado? ¿te sientes aterrorizado en tu cerebro por los traumas que has vivido?, de hecho ¿evitas sistemáticamente cualquier persona, lugar o situación potencialmente riesgosa que te pueda lastimar? Debe saber que el solo hecho de admitir la necesidad de ayuda, es el paso más grande para superar los traumas.
Las personas que consultan para superar traumas generalmente son aquellas que luego de intentar muchos caminos, aún se sienten atrapados en ese pasado, y desean desesperadamente, salir de malos hábitos, dejar patrones de pensamiento disfuncionales, y vivir en paz consigo mismo y su entorno. Para superar un trauma se aborda el pasado, las experiencias, las emociones, los pensamientos, la voluntad, la comunicación externa, el lenguaje interno, los hábitos como la alimentación, la actividad física, el trabajo u ocupación, el manejo del tiempo libre, y el área espiritual.
Recuerda: No es normal sentirse mal.
Si deseas ayuda al respecto, no dudes en contactarme.